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El poder de un Canon

martes, 28 julio 2009

A pesar de mis buenas intenciones, y aunque ya he entregado el cuento que tanto tiempo me ha quitado durante las últimas semanas y he aparcado el puzzle del Guernica hasta que las temperaturas nos den un respiro –en Gran Canaria llevamos tres días en alerta naranja–, en los últimos días apenas he podido encender el ordenador, ya que ando enfrascado en lo que he denominado la primera Operación Bricomanía de este verano.

Esta Operación Bricomanía consiste en vaciar una habitación cubierta de estanterías –llenas de libros, discos, cintas de VHS y dvds– en casi tres de sus cuatro paredes, tirar al suelo una de esas estanterías –que era de escayola–, pintarla, colocar las nuevas estanterías de madera y volver a colocarlo todo de nuevo, previa limpieza a fondo de todos y cada uno de los varios cientos de libros y demás objetos que aún se amontonan en el suelo del salón y la mesa que suelo usar para montar los puzzles.

Como el zafarrancho aún no ha concluido, pero me apetecía pasarme por aquí, aprovecho la ocasión para compartir una historia rápida que, advierto, no es nueva, pero sí bastante divertida. Se trata de una actuación en la que el cómico estadounidense Rob Paravonian  desvela que el secreto del éxito de muchas canciones de los últimos tiempos se remonta a 1680, año en el que, aproximadamente, Johann Pachelbel compuso su famoso Canon en re mayor.

Tanto si ya conocían la truculenta relación de Paravonian con el Canon [en], como si no, espero que estos minutos de humor musical les hayan servido para olvidar el calor de estos días.

Mañana, si tengo tiempo, habrá segunda parte.

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