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Una tragedia sin final feliz

jueves, 21 agosto 2008

El reloj se acerca peligrosamente a las tres y media de la madrugada de este, ya, jueves 21 de agosto de 2008. Hace apenas una hora que he llegado a casa, después de pasar la tarde delante del Hospital La Paz, primero, y del Ramón y Cajal, después, y gran parte de la noche en la redacción, intentando informar, en medio de la conmoción, de una historia sin final feliz. La historia del vuelo JK5022 de Spanair.

Lo escuché al salir de casa, camino de la redacción. Un avión de Spanair con destino Gran Canaria se había salido de pista en Barajas, hacía pocos minutos y varias columnas de humo se elevaban cerca de la Terminal 4.

Decían en la radio, mientras me dirigía a la Agencia, que Efe hablaba de dos muertos confirmados; el Samur, de cincuenta heridos. Luego, empezó la borrachera de cifras: siete muertos, veinte, cincuenta… Todo parecía indicar que no habría un final feliz. Ciento cincuenta y tres fallecidos y sólo diecinueve supervivientes, varios de ellos muy graves, vinieron a confirmarlo.

Cuando se produce un accidente aéreo grave, como el de hoy, la tasa de supervivientes suele ser muy baja y, a pesar de la prudencia de las primeras informaciones, en el fondo, lo que finalmente ocurrió era lo que todos nos temíamos.

Creo que, como muchos españoles y la mayoría de mis paisanos canarios, estoy conmocionado. Pero, lo que es peor, aún no he reaccionado. Por otras experiencias, sé que es duro estar en casa, ansioso por saber qué ha pasado, consultando páginas webs y canales 24 horas. Pero recabar o recibir todos los datos para, a partir de ellos, construir esa información, lo es mucho más.

Quizás mientras estás en la entrada de un hospital, intentado saber cuántos heridos han llegado, cómo se encuentran o si ya han llegado familiares -lo más desagradable de este trabajo, sin duda- o sentado ante tu mesa, dando forma a los datos que te llegan, no puedes permitirte ceder a los sentimientos que te provoca un hecho como el que hemos vivido hoy.

Porque un suceso como éste causa una  gran conmoción. Tener que cubrir informativamente parte del mismo, aún más. Sin embargo, la conmoción es mayor cuando el accidente lo sufre un avión de una compañía aérea con la que sueles volar y el destino del mismo era tu destino habitual. Ya no lo vives en tercera persona; ni siquiera como un actor secundario. Parte de ti empieza a vivirlo en primera persona.

Porque muchos de los pasajeros eran canarios, como tú, y no sabes si en el avión podía viajar alguien a quien conoces. O porque tu familia volvió a casa con esa compañía hace siete días. O porque en una semana lo harás tú.

Durante toda la tarde recibí varias llamadas y mensajes de personas que, sabiendo que estoy a punto de salir de vacaciones, querían asegurarse de que no había tenido la mala suerte de estar en ese fatídico vuelo. Al llegar a la redacción me encontré varios correos electrónicos más e, incluso, algún mensaje en el blog.

A todos los que se han interesado por mí, sólo puedo darles las gracias. A todos los que el accidente les haya tocado de cerca, mis más sinceras condolencias.

El próximo miércoles, apenas cuatro horas antes de que se cumpla una semana de esta tragedia, volaré a Gran Canaria con Spanair. Aunque, al menos por estadística, sea uno de los momentos más seguros para viajar, estoy convencido de que será el peor vuelo de toda mi vida.

Pero volaré.

Actualización [23-08-08 21:00]: Esta tarde ha fallecido uno de los diecinueve supervivientes, una mujer, grancanaria, que tenia quemaduras en más del 72% de su cuerpo. El número de fallecidos, por tanto, asciende a ciento cincuenta y cuatro. Descansen en paz.

4 comentarios leave one →
  1. teniente d'hubert permalink
    jueves, 21 agosto 2008 9:16 am

    Desde luego, ejercer la labor de informador en momentos es así debe ser muy terrible.

    http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=106740

    Y estoy completamente de acuerdo con lo que comentas… ¿Cuántas veces no habremos realizado ese mismo vuelo? Tal vez, incluso, en el mismo avión. Eso te hace vivir la tragedia en primera persona. ¡Pudo tocarme a mí o algún familiar o amigo!

    Hoy al llegar al trabajo algunos compañeros han comentado que conocían a gente que viajaba en el avión. En el fondo, esta isla es muy pequeña y todos conocemos a alguien que conoce a alguien.

    Solamente podemos dar nuestras mas sinceras condolencias a los familiares de los fallecidos y desear la pronta recuperación de los heridos.

    De todas formas, este accidente debe investigarse a fondo pq hay muchas incógnitas que habrá que despejar.

    No dejo de pensar que la vida continúa y mientras aún había rescoldos humeantes los aviones seguían despegando y aterrizando en Barajas.

  2. Marta permalink
    jueves, 21 agosto 2008 9:55 am

    Yo he aprendido algo: la minima sospecha antes de despegar, el minimo tiempo de espera o vuelta a los parking y monto un follón en plan «Melendi» y me quedo en tierra. Visto lo visto no somos más que mercancía. Saludos. Por cierto que ayer seguí toda la tarde el canal 24h de TVE (creo que era lo mismo que el la 1) y daba pena de lo que «informaron». Siento decir que ciertos companeros de profesión no deberían llamarse periodistas. («El avión pilló velocidad») etc etc.Penoso

  3. eowyn permalink
    jueves, 21 agosto 2008 10:52 am

    Si, Teniente, en el Cabildo, en la Consejería, en El Corte Ingés… la tragedia ha tocado muy de cerca… ¡cuánto dolor!
    En ese fatídico vuelo viajaba un trocito de corazón de cada uno de nosotros.
    Ha sido una gran tragedia.
    Mis mejores deseos de recuperación para los heridos y mi más sentido cariño para tantas familias rotas por el dolor.
    Y sí, Marta, estoy de acuerdo, no voy a reproducir comentarios que ha dado en concreto Tele5 en «el programa del tirantes y la otra» pq de verdad que han sido vergonzosos.

  4. jueves, 21 agosto 2008 12:12 pm

    Leo tu post y es como si lo hubiera escrito yo misma. Ayer al ver las imágenes de los familiares destrozados en el aeropuerto de aquí, Gran Canaria, no podía dejar de pensar que tal vez una de esas familias podría haber sido la mía, la nuestra, y un escalofrío me recorrió todo el cuerpo.
    Cuando una tragedia como esta te roza es muy difícil no imaginar este tipo de cosas y más aún tener que informar sobre ello. Lo que no acepto es que se haga un espectáculo de este tipo de accidentes.

    Yo tengo que volver a Madrid el domingo que viene y te aseguro que serán las dos horas y media más largas de mi vida, pero como tú dices, «volaré», no queda otro remedio, ¿no?

    Un saludo 🙂

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