Una entrada agridulce
Este año comienzo este día tan especial –el 14 de febrero es un día para sonreír– publicando una entrada que me deja cierto regusto agridulce, ya que nunca es agradable tener que hablar de proyectos frustrados.
Hoy me toca contar que, a pesar de la ilusión con la que afrontaba la apasionante aventura de pasar un año de trabajo en Santo Domingo, una serie de hechos y circunstancias personales -que ahora no vienen al caso-, han motivado que haya tomado la decisión de regresar a España, tras meditarlo profundamente.
Hay momentos en los que uno tiene que sopesar las opciones de que dispone y tomar la decisión correcta, aunque no siempre sea la más fácil, y obrar en consecuencia. De mi corta estancia en Santo Domingo, como ya he comentado en Un Canario en el Caribe, me quedo con lo bueno y con lo mucho que he aprendido.
Desde hace unos días –como refleja la actividad de este blog– estoy en casa, en Gran Canaria. Ahora toca descansar un poco, estar con la familia, retomar proyectos que habían quedado aparcados y empezar a buscar otros nuevos los que trabajar.
Mientras tanto, como ya he dicho, hoy es un día para sonreír y ser optimistas. Si, además, se está feliz, entonces también se puede soñar.
Rosana, Soñaré, 2005.
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Un canario en Madrid 
Entonces bienvenido a tu tierra!
bienvenido y ya que estas aqui no solo disfrutes San Valentín sino aprovecha para disfrutar el carnaval
En fin, no vale la pena lamentarse. A tirar p’alante, pollo. Por cierto, yo te iba a proponer otra ambientación músical con claras alusiones literarias 😀
Pues nada, a por otro reto!!!!!!!!!!!!!!!
Pues lo siento, Ruymán, sé las ilusiones que tenías en ese proyecto. Ya nos contarás.
Un saludo.
Muchas gracias a todos por los ánimos, pero como dice D’hubert, ahora lo que hay que hacer es seguir adelante. No se ha cerrado una puerta, se han abierto muchas más. 😉