AQMA: Provocación
Mentiría si dijera que tengo un recuerdo directo de esta escena. Por el momento en el que ocurrió, el 16 de abril de 1983, es prácticamente imposible. Y, aunque ese sábado hubiese estado sentado delante del televisor –que igual lo estaba, ya que dicen las crónicas que sucedió rozando el mediodía–, es seguro que con apenas cinco años no habría sido consciente de lo que acababa de ocurrir al otro lado de la pantalla. Porque la actuación de Las Vulpes en Caja de Ritmos constituyó un auténtico acto de provocación. Con la primera –y única– interpretación de su primer –y único– éxito –hoy, a toro pasado, puede considerarse un genuino one hit wonder– demostraron que los revolucionarios años 80 no estaban preparados para todo.
Me gustaría pensar que con el paso de los años la sociedad española ha evolucionado lo suficiente como para que, hoy en día, una actuación como esta en cualquier programa de televisión apenas llegara a alcanzar la categoría de simple anécdota. Sin embargo, vivimos un momento de tal involución –y dictadura de lo que cada uno de los lados del espectro ideológico considera políticamente correcto– que mucho me temo que, de surgir unas nuevas Vulpes, derecha e izquierda pedirían su lapidación mediática por osar decir que les gusta ser unas zorras. O lo que quiera que dijeran. Y la jauría de Twitter ejecutaría la condena sin dilación.
Vulpes, Me gusta ser una zorra, 1983.