De atropellos varios
Es la noticia de moda de las últimas semanas. Por desgracia, después de asistir a la reclamación económica que hacía un conductor a los padres del ciclista que atropelló hace unos años, parece que las noticias sobre este tipo de sucesos empiezan a aflorar, igual que las setas en otoño.
Todo comenzó hace unas semanas cuando se hizo público que el conductor que mató a un joven ciclista en 2004 reclamaba 20.000 euros a los padres de éste en concepto de indemnización por los gastos de reparación de su coche y el alquiler de otro vehículo mientras el suyo era reparado. El conductor defendía su postura diciendo que no pretendía que los padres del chico le pagasen, pero tenía que demandarlos para que el seguro se hiciera cargo. Aunque la justicia, en muchas ocasiones, es ciega, yo me pregunto qué seguro era el que iba a pagar. Porque el suyo no sería y, que yo recuerde, los ciclistas aún no están obligados a tener seguro.
Sin embargo, lo peor de todo es la chulería que exhibe el conductor en el vídeo en el que pretende justificar su decisión. La impresión que transmite es, poco menos, que el ciclista casi lo mata a él. Y la parte en la que explica su nivel de alcoholemia contando que pidió algo de beber y le dieron un cubata es casi surrealista. De hecho esa escena la he visto en más de una película, en la que, para quitarse los nervios, el conductor -que suele estar ya bebido- toma un trago de whisky delante de los policías y, claro, la prueba ya no es válida.
Su actitud llega hasta tal punto que, cuando retira la demanda, su abogado pide que las costas judiciales las paguen los padres de Enaitz, el joven atropellado, porque la campaña mediática orquestada contra su cliente ha atacado su honor. En España la norma habitual es que si alguien desiste de su acción, pague las costas porque es él quien, con su demanda, ha ocasionado los gastos. Por fortuna, el lo ha entendido así y ha condenado a este individuo a pagar las costas del proceso.
Ahora bien, al calor de esta noticia, la semana pasada pudimos leer que un hombre que había perdido una pierna en un atropello se enfrentaba a una demanda del conductor que lo atropelló, que le reclama casi 6.000 euros. Lo mismo le ocurre al padre de una chica que murió atropellada por un conductor, que ahora exige judicialmente los gastos de reparación del coche.
La diferencia con el atropello de Enaitz está en que en este último caso ya hubo un juicio penal y se determinó que el fallecimiento se produjo a causa de una imprudencia de la víctima y no del conductor. Y por lo que he leído del caso anterior, creo que los tiros pueden ir por ahí.
Tengo un amigo al que atropellaron hace algo más de siete años. A consecuencia del accidente casi pierde el pulgar creo recordar que de la mano derecha. También se perdió todos los exámenes finales del curso. Él cruzaba una calle por un lugar en el que no había paso de peatones. Sin embargo, demandaron -por la vía civil- al seguro del conductor y acabó siendo indemnizado, aunque nunca supe si por sentencia o gracias a un acuerdo extrajudicial. Es la otra cara de la moneda, la que debería verse siempre, porque protege al más vulnerable.
Me resulta triste ver que, a pesar de todas las reformas en materia de tráfico, se haya avanzado tan poco desde Farruquito.
Los conductores tendríamos que ser más respetuosos con quienes van a pie por nuestras calles porque, al fin y al cabo, todos siempre somos peatones indefensos.
Ciertamente, todas esas noticias que comentas me han hecho revivir mi propia experiencia. Y, por lo que veo, recuerdas bien casi todos los detalles… Lo cierto es que llegamos a un acuerdo en el mismo acto del juicio razón por la que el Juez decidió dictar Sentencia » in voce » de la que el Secretario Judicial tomó razón. Luego, me acerqué al BBVA de LA PELOTA a cobrar, contante y sonante, mi primer millón de pesetas ( uf, esto me ha quedado muy americano ) .
¿No serás uno de esos que se dedican a tirarse delante de los coches y vivir de las indemnizaciones? 😉
Estoy totalmente de acuerdo, los peatones estamos indefensos ante casos como los que expones pero en el día a día del conductor, se ven demasiadas imprudencias de los viandantes…¿quién no ha tenido que parar frente al viejecillo de turno con bastón cruzando a 10 metros de un paso de cebra?
Querido Jack «Malo» Malone: he de recordarle que la indemnización no fue lo único que «sacaste» del accidente…. 😀
Mira por dónde, habrá que invitar al conductor a la boda. 😉