Incendiar París
La bola devuelta por el sueco Robin Soderling se estrella contra la red y Rafael Nadal se desploma sobre la tierra batida de la pista Philippe Chatrier de Roland Garros. Instantes después asistimos a uno de esos momentos que hacen grande al mallorquín: lo vemos llorar desconsoladamente, mientras celebra la consecución de su quinta Copa de los Mosqueteros.
Dos años después, de nuevo, arde París.
Ana Belén, Arde París, 1989.
Nadal es mucho más que un gran deportista, es un ejemplo para ser mejor persona, esforzandonos en parecernos a él.
Gracias Rafa.