Reincidente confeso
Sí, lo confieso. Este fin de semana volví a caer. Vale que tenía algunas cosas sobre las que reflexionar y es el mejor método que conozco para desconectar de todo. Quería haber dedicado estos dos días a seguir trasteando con el Mac, a editar y subir a Flickr unas cuantas fotos, a adelantar un par de entradas para esta bitácoras o, simplemente, a salir un rato con los amigos, pero no lo hice.
Como decía más arriba, tenía un asunto sobre el que reflexionar y tomar una decisión y, además, tampoco me apetecía pasar demasiado tiempo delante del ordenador (de hecho, apenas lo tuve encendido). Y, la mejor forma que conozco para pensar es hacerlo delante de un puzzle. Así que, como ya se figurarán, reincidí.
Por suerte, era uno pequeñito (y sencillito), de solo 1.500 piezas, así que unas pocas horas distribuidas entre las tardes y las noches del sábado y el domingo bastaron para retomarlo (antes había montado el marco y unas pocas piezas más) y acabarlo.

La Virgen, Gustav Klimt.
Así que, ahora que ya lo terminé y tomé esa decisión (que a su debido momento les contaré), ya no tengo excusa para retomar todas esas actividades que siempre estoy posponiendo. Al menos, hasta el miércoles, día en el que volaré a la Península para, entre otras cosas, asistir al I Congreso Iberoamericano sobre Redes Sociales, en el que celebraremos una edición especial de Café&Periodismo. Intentaré dejar el blog surtido de entradas, pero dados mis antecedentes recientes no prometo nada. Por algo soy reincidente.