Otro icono derribado: MacGyver
Desde que comencé a escribir este blog, supe que, tarde o temprano, iba a acabar hablando de MacGyver. Sin embargo, siempre supuse que iba a hablar de mis recuerdos infantiles, de sábado por la tarde en casa de mi abuela. Ni me imaginaba lo equivocado que estaba y que iba a acabar hablando de otro icono caído. Si la primera vez le tocó a La Historia Interminable, ahora es el turno de MacGyver, aunque me temo que esta vez es por derecho propio.
El desconocimiento de los norteamericanos por cualquier lugar que se sitúe fuera de sus fronteras es de dominio público. Cualquier cosa que suene a España o hispano, es relacionada de forma automática con los territorios que se extienden al sur de su frontera, de México hacia abajo. Tampoco podemos pedirles mucho, ya que la mayoría desconoce lo que ocurre dentro de su propio país. Si esta situación se da en pleno siglo XXI, no hay que ser muy listo para imaginar los disparates que podían cometerse en los años ochenta.
MacGyver fue, efectivamente, una de las víctimas de esta ignorancia –y autosuficiencia– norteamericana. El capítulo en cuestión comienza con el héroe de nuestra infancia, acudiendo al rescate de una turista-científico estadounidense secuestrada por ETA, mientras andaba por los Pirineos. Al parecer, los turistas paseaban muy cerca de los campamentos en los que los terroristas se escondían de las autoridades españolas y francesas, a la vez que entrenaban, por lo que la banda, periódicamente, secuestraba, como quien no quiere la cosa, a alguno de ellos.
Sin embargo, tanto el campamento como los propios etarras parecen el ejército de Pancho Villa con txapela. Sólo les falta gritar «¡Ándale, ándale!» mientras corren tras MacGyver y su víctima por el bosque. Aunque tampoco descarto que lo hagan. De hecho, si uno presta atención, en el sonido ambiente se escucha perfectamente el acento sudamericano de los actores. En cualquier caso, habría quedado mucho mejor que el grito de ataque indio que lanzan justo en el sexto minuto del vídeo.
Tengo que confesar que no recordaba este capítulo, en el que MacGyver daba a conocer a todo el planeta los hábitos de los etarras de Sendero Luminoso. Y eso que debe ser uno de los primeros de la serie, ya que tres secuencias del mismo aparecen en los créditos de entrada, ya desde la primera temporada. Uno, mientras se descuelga por el precipicio, y otros dos, en la barca; al saltar y mientras rema.
Estas imágenes me han traído otros sucesos similares, y mucho más sangrantes, incluso, a la memoria, pero creo que voy a dejarlos para otra ocasión. Lo mejor será no decir nada más, salvo recomendarles que abran bien los ojos y oídos ante el siguiente documento gráfico. Cuando acabe, procuren cerrar la boca. Si el asombro se lo permite.
Pd: Angie, no sé si darte las gracias por haberme puesto sobre la pista de este documento o dejar de leerte por matar a uno de los ídolos de mi infancia. Pese a lo que me he reído, creo que voy a seguir emocionándome cada vez que vea comenzar un capítulo cualquiera de esta serie, acompañado, como no, de su característica y pegadiza sintonía.
McGyver, Créditos de apertura (Temporada 2), 1986.
Bueno, tómatelo con calma… Son muchas las series en las que el presupuesto no daba para más y había que ingeniárselas como fuera ( EQUIPO A, EL COCHE FANTASTICO… ) . Y pasa actualmente… El otro día hacían pasar a una canaria por dominicana en YO SOY BEA: mira que hay que ser cutre!
McGiver siempre será el icono de masculinidad de los ´80. ¿Qué mujer o adolescente no se ha sentido atraida por él a pesar de sus mechas, su melenilla trasnochada, sus vaqueros apretados y la falta de rigor de algún capítulo, como el que comentas?… a un hombre tan «manitas» se le puede perdonar todo!
Hombre, D’Hubert, una cosa es la falta de medios y otra, completamente distinta, la osadía de la ignorancia.
Ninde, creo que todos los niños de los 80 que crecimos deseando ser como MacGyver, también le acabaremos perdonando estos «deslices», aunque ninguno hayamos acabado salvando el mundo cada semana.
No eres el único al que le sorprendió este video, que es un ejemplo más del egocentrismo yanqui: no saben nada de todo aquello que está más allá de sus fronteras.
Hernán Casciari ha encontrado y propone otros retratos americanos del «mundo exterior»
http://blogs.elpais.com/espoiler/2007/10/series-yanquis-.html
Siento haberte hundido un poco el mito 😦
Espero que, con el tiempo, sólo te quedará la nebulosa preñada de nostalgia de tus tardes con él 😉
Es mi sino… ídolos con pies de barro. En cualquier caso, siempre puede más la memoria que la cruda realidad. 😉
Otra de ídolos ochenteros… ¡qué tiempos aquellos en los que se llevaba el abrigo de pelo de oso!
http://www.edicionesglenat.es/asp/serie.asp?pSer=335
D’Hubert, ya me dirás cómo llegas a encontrar este tipo de páginas. Porque el documento es una joya, pero el tema del libro no te pega nada. 😉
Eso digo yo, pq glenat edita cómics… así que no deja de ser una rareza!