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Simplemente Up

martes, 18 agosto 2009

Los sueños, las metas vitales, son un argumento harto conocido en la industria cinematográfica. Un personaje se impone un objetivo y lucha durante toda la película para conseguirlo. La vida –los guionistas–, cruel que es ella, le pone por delante todo tipo de pruebas hasta que, finalmente, alcanza su meta. El protagonista es feliz y lo celebra con su chica, mientras la imagen funde a negro y aparece la mágica palabra fin. Pero todos sabemos que en la vida real esto raras veces sucede así.

Cartel Up

El anciano Carl Fredricksen, un vendedor de globos ya jubilado, tuvo un sueño a los ocho años: ser como el famoso explorador Charles Muntz y viajar por el mundo viviendo grandes aventuras. Gracias a él conoció a Ellie, una niña que soñaba con llevar una destartalada casa hasta las cataratas Paraíso y vivir allí el resto de su vida.

Carl, «haciendo una cruz en su corazón», le promete que la llevará hasta allí y, así, se inicia una vida en común –llena de dificultades, pero también de momentos felices– que sólo finalizará con el fallecimiento de Ellie, justo en el momento en que Carl había logrado ahorrar el dinero suficiente para que pudieran cumplir su sueño.

Setenta años después, un amargado Carl –cuyo físico está inspirado en Spencer Tracy–, a punto de ser enviado a una residencia de ancianos, decide cumplir su promesa y, tras atar 10.000 globos de helio a su casa, se eleva sobre la ciudad, rumbo a Sudamérica, lugar en el que, según el álbum que Ellie había preparado para recoger sus aventuras, se encuentran las cataratas Paraíso.

Sin embargo, el viaje no será tan placentero como Carl esperaba, sobre todo después de descubrir que vuela con la compañía de Russell, un explorador de ocho años, ansioso por lograr una insignia por haber ayudado a una persona mayor, a la que, tras aterrizar, se suma la de Dug, un perro con un collar que le permite hablar, y Kevin, una simpática y colorida ave tropical.

Es aquí donde comienza la verdadera aventura.

Con estos mimbres –que no son pocos– se construye la historia de Up, el último producto animado de la factoría Disney Pixar y que, sin duda, se convertirá en una de las películas del año, ya que a los guiños habituales en este tipo de producciones –escuchar a Matías Prats narrando el Noticiario Cinematográfico que ve Carl al comienzo de la cinta o a Miguel de la Quadra-Salcedo prestando su voz al joven Charles Muntz– se une una historia tierna pensada para llegar tanto a los niños como a los adultos.

Porque Up no es la típica película de dibujos animados –no hay que perdérsela en 3-d–. La cinta tiene momentos duros y emotivos, ya desde el comienzo, cuando, en apenas cinco minutos y casi sin palabras cuenta la vida de Carl y Ellie, incluyendo el fallecimiento del personaje, un suceso imprescindible para el posterior desarrollo de la trama. Junto con sus dosis de aventura y de humor, el protagonista sufre su pertinente descenso a los infiernos tras el que, por supuesto, llega el final feliz con moraleja incluida.

La muerte de Ellie se convierte, sin duda, en el momento más delicado de la película. De hecho, generó una discusión entre quienes vimos la película. Las mujeres la encontraron demasiado dura para los niños –«no vinimos al cine para llorar», dijeron–, mientras que los hombres salimos más satisfechos con el conjunto y sin negar que, por momentos, llegó dejarnos al borde de las lágrimas.

Es cierto que, más allá de Bambi o El Rey León, la muerte no suele ser tratada de forma explícita en este tipo de películas, pero también lo es que en este caso se aborda de una forma muy elegante y sutil y de ella depende todo lo que ocurra después, porque nada habría sido igual si Carl hubiese elevado la casa con Ellie dentro y ésta le respondiera cuando dirigía sus lamentos hacia ella.

Porque, en el fondo, lo importante de esta historia no es el final del viaje, sino todo lo que Carl descubre durante el mismo. Para él, la felicidad era cumplir una promesa que había realizado setenta años atrás, sentir que no había fallado al gran amor de su vida y nada de lo que ocurriera fuera de su plan le importaba porque ponía en peligro su objetivo. Sin embargo, durante su aventura Carl comprende lo equivocado que estaba. Porque la felicidad no está en alcanzar su destino, su objetivo vital, sino en el trayecto que se sigue intentando alcanzarlo.

Y eso es algo que no sólo aprende el personaje, sino también el espectador, porque es justo lo que ocurre en la vida real. Al contrario que en las producciones de Hollywood, la felicidad está en el día a día y no en la palabra fin.

Tráiler oficial en español.

Más información sobre Up en Film Affinity, IMDB y Wikipedia (en inglés y en español).

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3 comentarios leave one →
  1. samuel permalink
    miércoles, 19 agosto 2009 2:29 am

    Yo la vi, y la verdad que es preciosa. Muy muy bonita, a mi me encanto.

  2. eowyn permalink
    miércoles, 19 agosto 2009 9:10 am

    Si llego a saber el argumento en profundidad te aseguro que no voy a verla. Muy bonita pero muy dura. Creo que no estoy en el mejor momento emocional para tristezas de este tipo… Es más, nunca he visto Bambi entera!!!!!

  3. jueves, 20 agosto 2009 11:31 pm

    @eowyn, si llego a saber que te iba a afectar tanto, propongo otro título diferente. No te preocupes, que para que te desquites, cuando vayamos a ver Planet 51 te dejo elegir la película a ti. 😀

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