Cinco años sin Yéremi
Hoy se cumplen ya 1.827 días de aquel aciago sábado 10 de marzo de 2007, en el que Yéremi Vargas desapareció del solar en el que jugaba, justo al lado de su casa. Si el hecho de que un niño pueda pasar una sola noche fuera de su casa y alejado de su familia en contra de su voluntad es demasiado, cinco años son, sin duda, una eternidad.
En esta ocasión, este desgraciado aniversario no ha pasado tan desapercibido para los grandes medios de comunicación de este país como algunos de los anteriores. Media década es una cifra casi redonda para volver a poner la historia de Yéremi bajo el foco de la actualidad. Sobre todo, si la Guardia Civil decide dar una rueda de prensa en la que ofrece nuevos datos de la investigación, con el objetivo de «reactivar» el caso y, además, publica una web y un vídeo para recabar la colaboración ciudadana.
Después de cinco años de espera, la desesperación ha llevado a la familia a ofrecer una «gratificación generosa» a todo aquel que ayude a localizar al menor, en un acto perfectamente comprensible pero que no acabo de entender.
Y no acabo de entenderlo porque no entiendo cómo alguien que conociese alguna información relevante en un caso como este solo colaboraría a cambio de una recompensa económica. Claro que después veo como (casi) todos los medios de comunicación se lanzan como aves carroñeras sobre el caso, difundiendo todo tipo de reportajes e informaciones amarillistas y que solo buscan unas décimas más de audiencia y empiezo a comprender.
Por suerte, al otro lado, miles de personas siguen acordándose de Yéremi cada día. Los cientos de carteles con su imagen que aún hoy pueden verse a lo largo de la isla de Gran Canaria así lo atestiguan. Ojalá que muy pronto su presencia sea innecesaria y el niño vuelva a estar, feliz, junto a una familia que lleva cinco eternos años esperando su regreso.
Guardia Civil, Yéremi Vargas, 5 años, 2012.