La desconocida vida de Fidel Marchán
Un macabro hallazgo, una nota en la sección de sucesos de un periódico de una tranquila ciudad de provincias francesa, la curiosidad de un periodista, las reflexiones de un inspector de policía y catorce cartas que podrían arrojar algo de luz sobre la vida de Fidel Marchán, un desconocido pintor español del que ya nadie se acuerda, son los mimbres de Solo mi sombra, una novela corta escrita a treinta manos surgida al calor de la primera edición del Taller Creativo Domingo Rivero.
Durante alrededor de seis meses, una quincena de personas interesadas en la escritura nos reunimos cada martes y jueves en torno a Alexis Ravelo en el museo dedicado a recordar y difundir la obra del poeta aruquense. Allí, mediante el análisis inmisericorde de toda clase de textos clásicos –y contemporáneos– intentamos desentrañar algunos de los secretos empleados por los grandes autores para atrapar a los lectores en las garras de sus obras.
Solo mi sombra es el principal fruto de esas sesiones teóricas y prácticas, en las que no sólo se diseccionaron textos, sino que se intentó sacar el mayor provecho práctico posible de las herramientas descubiertas. Esta novela es el intento de sus quince autores de plasmar, negro sobre blanco, todo lo aprendido a lo largo del taller. Sólo con que se diviertan al menos una décima parte de lo que nos divertimos nosotros –sí, porque, como ya habrán adivinado, yo soy uno de ellos– durante las interminables sesiones de tormentas de ideas, discusiones de líneas argumentales, esbozo de personajes, lecturas de borradores y composición del texto final, les garantizo una tarde enormemente entretenida.
Además de, por supuesto, la posibilidad de conocer catorce caras de la desconocida vida de Fidel Marchán. El puzzle completo tendrán que componerlo ustedes, que para eso también sirve la lectura.