Mrs. Robinson, o este huevo quiere sal
Curioseando en internet, me he enterado de que Paul Simon sólo había compuesto el fragmento de Mrs. Robinson que se escucha en la película. Desde la productora le habían pedido varias veces que completara la canción para promocionarla, pero él se resistía. Tuvo que estrenarse, con gran éxito, El Graduado, para que la acabase. Un documental grabado en 1992, con motivo del 25 aniversario de la cinta, me confirmó la historia.
No sin cierto sonrojo para un cinéfilo, apasionado de casi todo lo rodado antes de los años ochenta como yo, tengo que confesar que aún no había visto El Graduado. Al menos, por completo. En mi defensa puedo decir que no es una película que suela ser emitida por televisión. Sí que es verdad que en casa hay una copia en VHS, que empecé a ver varias veces, pero como era de promoción, es decir, la regalaron con algo, su calidad dejaba mucho que desear y nunca la acabé. Tal vez eso mató un poco mis ganas.
Al poco de llegar a Madrid encontré el dvd, de oferta, en Carrefour, pero hasta hoy no me había decidido a verla. Tengo que reconocer que dudé entre versión original subtitulada o en castellano, pero el calor y el encanto de los actores de doblaje de los años sesenta y setenta escogieron por mí.
De la película, creo que hay muy poco que decir. Sin embargo, creo que deben destacarse las notas de humor, casi surrealista en algunos momentos, que pueblan toda la cinta, como la escena del traje de buzo en la piscina, cuando Benjamin pide la habitación en el hotel o su propia torpeza cuando acompaña a la señora Robinson a casa y ella comienza a insinuarse. Porque, desde la primera escena de Anne Bancroft, está claro a lo que juega la señora Robinson, aunque parece que Ben Braddock no se entera, al principio. Luego, no quiere enterarse.
Posiblemente ese sea otro de los grandes aciertos de la película. La interpretación que hace Dustin Hoffman, con 29 años, de un joven de 21. Al comienzo de la cinta, bajo los acordes de The Sound of Silence, se muestra atribulado por su futuro. Tal vez por ello se deja seducir por la esposa del socio de su padre, pero luego esa incertidumbre unida a la situación que vive lo convierten en alguien que se dedica a dejar pasar la vida, hasta que aparece Elaine, interpretada por Katharine Ross y todo estalla a su alrededor.
Al final, la señora Robinson, la seductora de un joven recién graduado, acaba siendo la culpable de todos los males de Ben y de su hija, hasta el punto de, quizá, arruinar por completo sus vidas. Y todo ello, siendo, en mi modesta opinión, la persona que con mayor sensualidad y erotismo se ha puesto unas medias en toda la historia del cine. Sin embargo, pese a acabar siendo la mala de la película, Jesús la quiere más de lo que cree. Dios te bendiga Mrs. Robinson, el Cielo guarda un lugar para aquéllos que rezan*. Hey, hey, hey…
Aunque ya hayan pasado cuarenta años, el tiempo no ha pasado por El Graduado. Ni por su banda sonora, claro está.
* And here’s to you, Mrs. Robinson, / Jesus loves you more than you will know. / God bless you, please Mrs. Robinson. / Heaven holds a place for those who pray, / Hey, hey, hey…