Dicen que cayó una buena
Cuando salí esta mañana de casa, apenas tuve tiempo de leer en un rótulo del Canal 24 Horas que había caído un muro en Gran Canaria, a causa de la lluvia. Ninguna novedad. Caen las cuatro gotas de siempre y se forma un desastre. Sin embargo, cuando regresé a casa, sin haber podido acceder a la prensa en todo el día, llamé a mi madre y me llevé una desagradable sorpresa.
Resulta que anoche, en apenas un par de horas, cayó una buena rociada sobre la Isla. Según me cuentan desde casa, el agua hizo un amago de entrar en el piso de abajo y mi padre se pasó un buen rato con la fregona detrás de la puerta. Por suerte, no pasó nada, porque, después de echar un vistazo a lo que cuenta la prensa que ocurrió en Arucas, pudo haber sido mucho peor.
En Madrid también ha llovido esta semana. Sin embargo, no se han producido inundaciones o, al menos, no he tenido noticia de ellas. A cambio, sí que hace algo más de frío que en Gran Canaria. No puedo evitar acordarme de un mes de febrero, hace casi veinte años, sí que entró el agua en mi casa. Y por la misma puerta.
Por ello, cuando veo imágenes como ésas casi me alegro de estar viviendo en un quinto, aunque sea sin ascensor.
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Un canario en Madrid 
Pues, dice el INM que este fin de semana se esperan lluvias más intensas… ¡Que Dios nos coja confesados! Por cierto, ayer el colapso del tráfico rodado fue total: es en esos momentos cuando se agradece ir caminando al trabajo.
D’Hubert, se agradecerá ir caminando al trabajo, siempre que en ese momento no esté lloviendo ni te toque pasar por una de las calles que se convirtió en piscina, digo yo. Personalmente, esos días lo que me gusta es ver llover desde la ventana, en casa y calentito, con una taza de café en la mano. Será que me estoy volviendo como un burgués americano. O que en madrid a las seis ya casi es de noche y no te apetece salir con el frío que hace. 😉