Lucky
Lucky es un cachorro muy bien educado. Se lo regalaron a mi primo Himar el pasado Día de Reyes y, desde que lo sacó de su caja, se convirtió en el regalo estrella, eclipsando a todos los demás. Lucky no es un perro cualquiera, porque tiene truco. Y es que, aunque por momentos lo parece, no es de verdad.
Se trata de un muñeco que responde a las mismas órdenes que podría aprender cualquier cachorro de carne y hueso. Cuando lo vi, casi al instante, me acordé de los odiosos Furbys que acompañaron parte de la infancia de mi hermano pequeño y mis primos, pero también me acordé del oso Pedro.
El oso Pedro era un peluche que grababa y repetía lo que le decías. Su funcionamiento era muy simple: cuando apretabas su mano se le encendía una luz roja en el pecho y grababa los sonidos que escuchaba. Luego los repetía. Como Lucky, también fue un regalo de Reyes. Se lo compraron a mi hermano pequeño hace alrededor de veinte años. Y, para la época, que repitiera todo lo que le decías lo convertía en un juguete de última generación.
Sin embargo, el mecanismo interior de Pedro murió junto con su primera pila.
Dos décadas después, la tecnología ha evolucionado bastante y Lucky es capaz de responder a una quincena de órdenes diferentes. El mecanismo es muy sencillo: después de llamarlo por su nombre, te responde con un ladrido, tras el que debes pronunciar, alto y claro, la palabra correspondiente a la orden que quieras que ejecute. Pero el Día de Reyes, no sé si por el ruido que lo rodeaba, Lucky no estaba muy por la labor de obedecer.
Aún así, pude grabar algunos de sus números. Hay que reconocer que, en vivo, llega casi a parecer de verdad, por lo que no hay que extrañarse de la reacción de un niño de sólo cuatro años.
La ventaja de Lucky sobre las mascotas de verdad es que no crece, no come, no hay que sacarlo de paseo y, cuando te cansas de él, basta con quitarle las pilas. Los cachorros de carne y hueso que se regalan por Reyes, comen, ladran, juegan y crecen. Y, entonces, dejan de ser adorables y se convierten en un problema que muchos desaprensivos solucionan, al llegar junio, junto a la cuneta de una carretera.
Vale Ruymán, ok, PERO ES UN JUGUETE. Y un perrillo o un gatillo de verdad es una cosa q siente, ama y quiere ser querido. Y eso, y no sólo en los ninos, es algo que ningún juguete puede darte. Verdadero amor incondicional, además de una responsabilidad. Yo estoy por los de verdad, siempre he vivido con un animalillo (perro o gato) y ha sido, y es, uno más. Y el que más me quiere del mundo!
Tienes razón, Marta, siempre sería mejor un perro de verdad, pero no creo que con cuatro años un niño pueda responsabilizarse. Por eso digo que antes de que acaben en una cuneta, mejor el juguete.
En cualquier caso, con mi primo vive Lara, una perra caniche de casi nueve años, que es de su hermana. Así que mejor no meter otro perro de carne y hueso, porque Lara se enfada incluso si te ve jugando con un perro de peluche. Algo que, por otro lado, hacemos de vez en cuando para molestarla. 😉
¿Y no te acuerdas de un perro rapero que repetía lo se le decía con un rapeo? Bien me reía con él, aunque lo de ver la foto de Pedro en internet también me ha sacado unas risillas.
El perro rapero, que, si no recuerdo mal, era de Atasara, era la versión evolucionada del oso Pedro. Y, para ser sinceros, el resultado era un poco de locura, ¿no? 🙂
Sí, te acababa chiflando, como diría Chona, pero era muy gracioso. Por cierto, que guapo está Pedro con su colgante de chupas y todo, jajaja.
Me parece muy acertada la idea de Lucky porque no creo que un animal (ni tan siquiera un pez de colores) sea un regalo para un niño. Quién se va a ocupar de pasear al perro? de darle de comer?… no sé, mucha responsabilidad para un niño tan chico. Además, cuando te cansas de Lucky lo metes en el trastero pero cuando te cansas del perro y ya pasó de ser una novedad… a la cuneta?
Estoy contigo, Ruymán!
Hola, vi este mensaje hace un par de semanas y me gustaria saber si sabrias decirme la marca o la empresa que hacia el «oso pedro».De pequeño tenia uno igual y la verdad esque me gustaria volver a tener uno.Un saludo y gracias
@Jesús, la verdad es que no recuerdo qué juguetera era la que fabricaba el muñeco y ahora mismo me queda un poco lejos como para ir a mirar la etiqueta del oso. A ver si Millaquito, que lo tiene más a mano le echa un ojo y nos lo dice por aquí. Si no, cuando vaya por casa ya lo miro y te contesto. 😉
Hola.
He visto esta entrada y me he puesto a buscar el Oso Pedro para comprarlo, pero no ha habido suerte. ¿Me venderías ese? O mejor dicho, ¿crees que tu hermano me lo vendería? Mi hermana lo tuvo de pequeña y sé que le haría mucha ilusión que le encontrara uno igual. Ya sé que es difícil, pero tengo que intentarlo.
Muchas gracias.
Un saludo.