Lepidóptero
Desde que abandonó la crisálida, había dedicado su efímera vida a intentar encandilar a todos con su belleza, pero nadie en todo el jardín había reparado en su grácil vuelo.
Abatida, se posó sobre una rosa, al comprender que había dedicado la mayor parte de su corta existencia a lograr un imposible. En ese momento, su sueño se cumplió.
A los pocos días, sujeta por cuatro alfileres, la mariposa ya presidía, orgullosa, la colección de lepidópteros más importante del país.