Inventando cuentos (10): Paradoja espaciotemporal
Estaba convencido de que le darían el Nóbel de Física por haber sido el primero en demostrar que se podía viajar en el tiempo. Por eso, le extrañó no encontrar su nombre en la Wikipedia, cien años después de su hazaña.
Descubrió el motivo demasiado tarde. Justo en el momento en el que, al visitar su pasado, la máquina del tiempo –casi dos toneladas de hierro, aluminio y acero– se materializaba en el lugar que ocupaba la cama en la que dormía plácidamente.