Rasgarse las vestiduras
Durante el último mes, quienes habitamos estas islas atlánticas hemos sido testigos de la extraña polémica que ha rodeado la emisión del programa de Antena3 Arena Mix dedicado a Tenerife y Gran Canaria, espacio que ha desatado las iras de muchos grancanarios. Ira que, por otra parte, se ha visto acrecentada por otro reportaje emitido en La Noria, uno de los espacios más representativos de la telebasura que caracteriza a Telecinco.
La principal razón que ha llevado a muchos de mis paisanos –con bastantes representantes públicos a la cabeza– a sentirse ofendidos por el contenido de ambos programas es que la imagen que difunden de la isla puede perjudicarla como destino turístico. Aunque como grancanarios podamos estar más o menos molestos con lo emitido, hay que reconocer que no se han inventado nada.
Como ya han señalado otros con anterioridad, los programas como Arena Mix buscan personas que posean un determinado perfil –llamémoslo friki-marginal– que llame la atención de su posible audiencia. Una persona llamémosla normal jamás protagonizaría uno de sus reportajes porque, uno, no se prestaría a hacerlo y, dos, no tendría interés para una audiencia que lo que busca es una dosis de pseudomarginalidad y chabacanería.
El caso de La Noria es diferente, ya que se trata de un programa que no duda en rebuscar en la basura ajena con tal de nutrirse de temas supurantes de morbo que aseguren altas cifras de audiencia, mientras proclaman a los cuatro vientos que lo que ellos practican es periodismo de verdad, de ese que nada tiene que ver con el sensacionalismo y la prensa rosa.
Pero, lo que ambos han emitido es parte de la realidad. Una parte anecdótica de la realidad, manipulada, sacada de contexto y hecha pasar como la tónica general, como el todo cuando apenas es una ínfima parte. Sí, pero realidad al fin y al cabo.
Y precisamente eso, que enseñen aquello que nos avergüenza, es lo que nos molesta, lo que hace que nos rasguemos las vestiduras y arremetamos contra quienes muestran aquello que preferiríamos ignorar y que no viesen quienes nos visitan. Actitud que, por otra parte, en nada justifica la forma que emplean estos productos televisivos para intentar arañar unas décimas de audiencia.
Más allá de culpar a una posible mano negra empeñada en hacer daño a la imagen de las Islas en general y a la de Gran Canaria en particular y de amenazar a los responsables de estos programas con acciones legales que nunca se concretan –¿por qué será?–, a estas alturas lo que deberían preguntarse nuestros representantes políticos es qué hay que hacer para no volver a dar esa imagen. Pero, sobre todo, por qué no lo han hecho ya.
En lugar de rasgarnos las vestiduras por estos hechos, los canarios deberíamos recordar la canción que interpretó Sary Mánchez, allá por el 2000 en un especial de Nochevieja de Piedra Pómez, en la que, ya que «hay personas que nos quieren un montón y otras que no nos quieren nada», nos recomendaba «ser buenos canarios y buenos seres humanos» para que «nadie nos pueda decir nunca más que somos salvajes» y, así, convertir las islas Canarias en parques naturales.
Lo irónico de todo este asunto es que si le hubiéramos hecho caso, toda esta polémica se habría evitado.
La historia completa del vídeo mejor la cuento otro día.