Cuando el tiempo se te escurre
No hay nada tan frustrante como pensar y decir –e incluso estar convencido– de que las cosas comienzan, poco a poco, a volver a la normalidad y que, por tanto, a partir de entonces todo va a mejorar y descubrir a la mañana siguiente que no es así. Que todo sigue igual, mientras el tiempo se te escurre.
Hasta que llega un día en el que te das cuenta de que en tu pasividad no solo has dejado de hacer eso que tanto te gusta –escribir aquí, por ejemplo– sino que, lo que es peor, ya no te sientes culpable por ello. Miras atrás y ves que ese proyecto que hace dos meses tenías casi ultimado languidece sin ver la luz y descubres que apenas te remuerde la conciencia. Y ese día te das cuenta de que, en contra de lo que creías, ese nuevo ciclo no va a comenzar espontáneamente. Es necesario que seas tú quien lo inicie. Que te levantes y, aunque todo siga igual, evites que el tiempo se te siga escurriendo día tras día.
Posiblemente, todo seguirá igual durante algún tiempo. Hasta que un día, al despertarte, descubrirás que ha regresado la normalidad –o una normalidad distinta– y que todo, ahora sí, comienza a ir mucho mejor.
Mientras ese día llega, me conformo con haber retomado ese proyecto con tanta fuerza que vuelve ya a estar a punto de ver la luz y con sentirme de nuevo culpable por no haber escrito una sola línea aquí en casi una semana. Y, sobre todo, me alegro de volver a sentirme con ganas de retomar la escritura de esa eterna novela que asiste impotente a la desaparición, pasto del olvido, de geniales giros en la trama que nunca llego a anotar en un papel.
Y mientras todo eso ocurre me quedo con una de las mejores voces que he descubierto en los últimos tiempos y que, por suerte, también está ya de vuelta. Ojalá hubiese muchas más como tú que ayudasen a evitar que el tiempo se nos escurra entre los dedos.
Adele, Someone Like You, 2011.
Estoy seguro de que ese proyecto verá la luz. Si no la ha visto hasta ahora es porque no se daban las circunstancias necesarias para que se hiciera de la mejor manera. Con proyecto materializado o no, lo importante es saber que estamos vivos y que cada latido del corazón cuenta.
Un fortísimo abrazo
Gracias por tus palabras, @Juan Pedro. A veces es duro, pero no queda más remedio que seguir adelante.