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La falacia de la visibilidad (o cómo recluta blogueros el Huffington Post)

miércoles, 6 junio 2012

Tengo que reconocer que el nacimiento, dentro unos pocos minutos, de El Huffington Post –la versión española del exitoso medio creado por Arianna Huffington en 2005– me produce sensaciones encontradas. Por un lado, la creación de un nuevo medio de comunicación es siempre una buena noticia. Pero, por otra parte, que sólo dé trabajo –con contrato y alta en la Seguridad Social– a seis redactores y se nutra de la labor de un gran número de colaboradores a los que no pagarán ni un duro es una auténtica vergüenza.

Lo cierto es que no tenía pensado escribir sobre el lanzamiento de El HuffPo, como también se le conoce, pero un comentario en Facebook al hilo de la polémica intervención de Montserrat Domínguez, su directora, en las Jornadas de Blogs y Medios de Granada, despertó el germen de esta entrada que he dejado enfriarse durante casi un mes para no soltar demasiada bilis en ella.

Huffington PostTodo empezó porque Domínguez comenzó su intervención anunciando que no pagarían a quienes escribieran un blog en su web, ya que esa política es algo que forma parte de la filosofía, del ADN de The Huffington Post en todas sus ediciones. Para Domínguez, alimentar un blog «no es un trabajo» y, simplemente por eso, no pagan por ello.

En Facebook me preguntaban si Domínguez era consciente de las implicaciones de lo que decía. Imagino que sí, ya que acto seguido –y completamente a la defensiva a mi juicio– añadió que ella sí valoraba el trabajo de los periodistas y consideraba que tenía que ser remunerado. Por ello, no había pedido a ningún periodista que abriera un blog en El Huffington Post. Ahora bien, si un periodista se lo pedía –como aseguró que ya había pasado– porque creía que era un buen escaparate, no iba a decirle que no. Siempre, eso sí, que la propuesta cumpliera los «estándares de calidad» fijados por el medio.

Porque esa es otra. Aunque la labor de los blogueros colaboradores sea totalmente altruista, no todo el mundo tiene el nivel necesario para hacerse acreedor de un blog en esta web. De entrada, tiene que saber escribir. Además, tiene que proponer un tema que la dirección del medio, que en España nace bajo el paraguas del Grupo Prisa, editor de El País, considere de interés. En El HuffPo no caben los que cuentan lo contentos que se han levantado y lo bonito que ha sido el amanecer, por muy bien que escriban, aseguró Domínguez.

Pues para ser un no-trabajo no remunerado, las condiciones para ejercerlo se parecen mucho a las de un trabajo. Aunque, igual miento un poco si digo que es no remunerado, porque algo sí que ofrecen: visibilidad. Ofrecen una web en cuya portada podrán –o no, eso queda a juicio de los que sí cobran– aparecer de forma destacada, y junto con las noticias que se agreguen procedentes de otros medios, los artículos de sus colaboradores. Y al que sobresalga por encima de los demás, ya vendrá alguien a contratarlo, sentenció una Montserrat Domínguez, que visto el panorama actual de los medios de comunicación en España, no debía creerse sus propias palabras.

Quienes defienden el modelo de El Huffington Post suelen alegar que no puede echársele en cara que no pague a sus colaboradores a pesar de tener ánimo de lucro –y tanto lucro–, ya que mucha gente –periodistas incluidos– escriben gratis en plataformas como Twitter, Blogger o WordPress. Y tienen toda la razón. Utilizan –utilizamos– esas plataformas gratuitas para escribir. Porque eso es lo que son.

Montserrat Domínguez

Montserrat Domínguez dirigirá la versión española de The Huffington Post.

Hasta donde yo sé, ni Blogger ni WordPress tienen una portada en la que agregan y jerarquizan los contenidos escritos por los usuarios que han decidido usar sus plataformas para crear un blog del que ellos –sus creadores– son los únicos responsables. Y, Twitter, que yo sepa, no examina las propuestas de sus futuros usuarios antes de decidir si les permite abrirse una cuenta. Lo siento, pero la comparación entre una plataforma y un medio de comunicación, aunque este tenga también una parte de agregador, no resiste.

Muchos de los periodistas que escribimos gratis en las plataformas antes citadas –y no hay que olvidar que tanto en Blogger como en las versiones alojadas de WordPress el autor del blog puede incluir su propia publicidad y que WordPress.com acaba de lanzar un sistema de publicidad compartida con los editores de algunos de los blogs de su plataforma (este es uno de ellos)– lo hacemos porque nos encanta escribir. Sí, pero escribir de lo que nos apetece.

Para mí es un placer comentar algunos de los libros que voy leyendo o pasar un par de tardes investigando por qué aparece una lata de Clipper en un episodio de Los Protegidos o el pasado propagandístico de Disney, escribirlo aquí y que luego lo lean. Pero escribirlo en un blog de El HuffPo y que lo puedan leer mil personas más –o no– para que Prisa y Arianna se embolsen todo lo que esas lecturas generen en publicidad, ya no me gusta tanto. Eso se parece mucho a un trabajo y si hasta ahora no he trabajado gratis para ningún periódico, no me apetece cambiar, por mucha hipotética visibilidad que me ofrezcan a cambio.

Alguien me preguntaba que si estaría dispuesto a que El Huffington Post enlazara un artículo de mi blog desde su portada, tal y como –se supone– harán con las noticias de El País, El Mundo, Cinco Días o ABC. Pues, qué quieren que les diga, claro que sí. Pero es que la diferencia está clara. Este es mi blog, en el que escribo sobre lo que quiero y cuando quiero. Y los ingresos que pueda generar la publicidad en función de las muchas o pocas visitas que reciba son de su autor. No de una corporación que mientras despide a periodistas de sus diarios, crea un medio low cost con la mano de obra más barata que existe: la gratuita. No siempre estoy de acuerdo con Javier Pérez de Albéniz –de hecho, no suelo coincidir con muchas de sus apreciaciones–, pero en esta ocasión tengo que suscribir sus palabras cuando analiza el desembarco de este medio en España.

En cualquier caso, deseo que El HuffPo sea un gran éxito, porque su directora, los seis redactores que sí cobrarán en euros y, sobre todo, las varias decenas de blogueros que han decidido voluntariamente cobrar en visibilidad se lo merecen. Para mí, aunque supongo que visitaré el medio con cierta frecuencia, de momento la visibilidad sigue sin ser una remuneración suficiente. De la visibilidad no se come. Salvo que te llames Arianna Huffington y la visibilidad sea ajena, claro está.

[Las imágenes las encontré en Clases de Periodismo y 1001Medios]

2 comentarios leave one →
  1. miércoles, 5 diciembre 2012 8:42 pm

    Llegue a tu blog por casualidad y creo que en principio me voy a quedar un par de días.. un saludo! 🙂

  2. jueves, 6 diciembre 2012 2:12 am

    Muchas gracias, @Kike. También yo me pasaré un rato por el tuyo. ¡Saludos! 😉

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