Desde que te fuiste no he tenido luz de luna
«Yo quiero luz de luna
Para mi noche triste
Para cantar divina
La ilusión que me trajistePara sentirte mía
Mía tú como ninguna
Pues desde que te fuiste
Yo no he tenido luz de luna»Álvaro Carrillo, ‘Luz de Luna’.
Justo cuando se cumplen 50 años de la muerte de Marilyn Monroe, este domingo 5 de agosto de 2012 que ya agoniza, nos deja con la triste noticia del fallecimiento de la cantante mexicana Chavela Vargas, a los 93 años de edad. Nada más conocerse la noticia –difundida a través de su cuenta oficial de Twitter–, la popular red social se ha llenado de menciones hacia su persona y, como no podía ser menos, de cientos de enlaces a las canciones que la hicieron popular.
No deja de resultar curioso que su fallecimiento se haya comunicado con una variación de unos versos que le dedicara Joaquín Sabina. Supongo que será porque esa canción consigue poner los pelos de punta de quien la escucha cada vez que suena. Emociona, supongo, porque Sabina consiguió condensar gran parte de los sinsabores de la vida de Chavela Vargas en poco más de cuatro minutos. Y, quizá por eso mismo, nadie mejor que él para preguntarse «quién pudiera reír como llora ella».
Sin embargo, la primera canción que vino a la cabeza tras conocer la noticia fue su desgarrada versión de Luz de luna, tema ampliamente versionado y que, paradójicamente, me parece que define a la perfección el sentimiento que ha provocado en la música universal el silencio de la voz de Chavela.
«A partir de hoy, las amarguras volverán a ser amargas. Se ha ido la gran dama Chavela Vargas». Descanse en paz.
Chavela Vargas, Luz de luna, 2006.