¿Está tu música en Internet? Manzanas traigo
Ayer, como cada domingo, aprovechaba la sobremesa para ojear el Canarias7, cuando me encontré con estas, ejem, «curiosas» declaraciones del cantante Braulio (las negritas son mías) en una entrevista al hilo de su participación en el XXV Encuentro de Música Teresa de Bolívar que, con motivo de las Fiestas del Pino, se celebraba anoche en Teror:
—¿Sus discos descatalogados están disponibles en Internet?
—Toda mi discografía está pirateada en Internet. La gente no se gasta un chavo, recurre al pirateo. Da pena, porque cada vez hay menos opciones de grabar. Para qué si te va a costar un dinero que no vas a recuperar. No hay forma de recuperar lo invertido, no existen plataformas de promoción porque las discográficas solo se gastan dinero en determinadas figuras. La gente sigue sacando discos por romanticismo. Yo los he espaciado en el tiempo.

Página de la entrevista a Braulio en Canarias7
A la pregunta de si es posible encontrar sus discos descatalogados en la red, el cantante afirma que toda su discografía está «pirateada» en Internet. Esta frase, que aparece destacada en un sumario y que es la que se empleaba para anunciar la entrevista en el friso de la portada del diario, no responde a la pregunta, pero sí clarifica mucho acerca de lo que el intérprete guiense ha aprendido desde noviembre de 2011, cuando remitió una carta abierta a la SGAE acusándola de no defender a sus socios frente al desprecio de la sociedad al derecho de los autores a cobrar por sus obras. Parece que no ha aprendido nada.
Y digo que parece que no lo ha aprendido porque, cuando se le pregunta si sus obras descatalogadas, esto es, imposibles de conseguir en formato físico, pueden ser adquiridas de forma legal en la red, responde que toda su obra está pirateada. Es decir –y esta es una discusión que he tenido con varios autores–, se queja de que nadie paga y le «roban» sus obras cuando, en realidad, no se ofrece la alternativa de conseguirlas de forma «legal». Se emplea, una vez más, la falacia del «todo gratis» sin reconocer que no existe una alternativa razonable. Que no ofrecen ninguna alternativa.
En lugar de arremeter contra las discográficas y su empeño en mantener un caduco modelo de negocio basado en un elemento físico y en la economía de la escasez, con sus infladas estructuras y sus miles de intermediarios –aunque algo parece insinuar en su respuesta–, el cantante acude al típico, clásico y fácil cliché de responsabilizar a sus propios seguidores. Flaco favor se hace.
¿Pones tu música a disposición del público en los soportes que demanda? Me la roban. ¿Dónde vas? Manzanas traigo… En fin.