Otra vez el champán y las uvas y el alquitrán
A lo largo de los últimos años, cada 31 de diciembre me he sentado ante el ordenador para desear que los doce meses que concluían se llevaran con ellos la crisis y permitieran al siguiente convertirse en el primero de una recuperación más que necesaria. Cansado, ya, por desear algo que parecía que jamás iba a cumplirse, hace un par de meses decidí que este año no lo haría.
Y, sin embargo, aquí me tienen, un año más, dispuesto a desear que 2015, ahora sí, signifique el comienzo de la luz que nos indique el final de este túnel que hace ya bastante tiempo que se volvió demasiado largo. Esta vez sí estoy convencido —de hecho, tengo pruebas— de que, al menos para mí, los próximos doce meses vendrán acompañados de un reto apasionante.
Solo deseo que, poco a poco, esas oportunidades lleguen también a los millones de personas que más la necesitan. Entretanto, fiel a la tradición, les dejo otra vez con el champán y las uvas y el alquitrán de cada 31 de diciembre.
¡Feliz Año Nuevo a todos!
Mecano, Un año más, 1988.