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Buscando I

¿Dónde coño las habré metido? Joooder. Piensa. Si es que voy a llegar tarde otra vez. Y ya es la tercera vez esta semana. La bronca que me va a echar Paco. Me va a tener toda la tarde metido en el almacén, ordenando el pedido. Ya lo estoy viendo. A ver. Piensa. ¿Cuándo las cogiste por última vez? ¿Dónde las soltaste? Piensa. La cocina. Seguro que están en la cocina.

No están. Mierda. Si es que no llego. ¿Qué hago? Diiooss. Piensa, vamos, piensa. El salón. Tienen que estar en el salón. Joder. Aquí tampoco las veo. Tendría que haberle preguntado a Abuela el refrán de San Cucufato. Seguro que así aparecían. Nada, que no hay manera. No llego, no llego. Piensa. ¿Dónde coño las habré meti….?

Mecagoentoloquesemenea. Encima esto. Como éramos pocos.

Mierda. Cuando Mamá lo vea me mata. El jarrón de tía Antonia. La bronca que me va a caer. No sé porqué le gustaría tanto. Porque mira que era feo el jodío. Si es que en el fondo le he hecho hasta un favor, porque ese jarrón aquí no pegaba ni con cola. Ni con cola lo podrá pegar ahora. Sí, ríete, pero de la bronca no te libra ni el gato. Espera. El gato. Le echaré la culpa al gato. Por cierto, ¿dónde coño se habrá metido el gato? Hace rato que no lo veo por aquí.

–¿Dónde estás, Toby? Misi, misi, misi. Tobermory, bonito. Misi, misi, misi. Toby…

A ver, céntrate. Deja al gato tranquilo y ponte a lo que estabas. ¿Y a qué estaba yo? Ah, sí… las llaves.

Coño, que no llego.

R.J.R.
Arucas, 11 de mayo de 2009.