Ir directamente al contenido

Planes de verano

viernes, 29 junio 2007

El mes de junio exhala su último aliento un caluroso viernes en que, por tercer o cuarto día consecutivo, se superan ampliamente los treinta grados, aunque los más viejos del lugar dicen que el calor apenas ha llegado. El aire de Madrid, cuando corre, es seco, cálido e impregnado de esa especie de polvo, fruto de la contaminación, que reseca los labios, la boca y la garganta. Madrid hoy invita a preparar la maleta y coger la carretera o un avión que nos traslade a cualquier lugar que no sea éste. Y eso, precisamente, es lo que durante estos días hacen muchos.

Junio agoniza y muchos de los habitantes de Madrid se preparan para abandonar la ciudad, convertida en infierno durante julio y agosto, aunque las calderas comiencen el calentamiento en junio y las brasas aguanten hasta bien entrado septiembre. No sólo son los estudiantes y los jubilados los que recorren la cuidad, como hormigas cargadas con migas de pan camino del hormiguero, apurando sus obligaciones a la vez que preparan el éxodo veraniego. Cualquiera que no tenga una atadura con la ciudad que no sea lo suficientemente resistente, estará preparando su habitual escapada a Benidorm o al pueblo. Porque en Madrid todos tienen un pueblo al que huir los fines de semana… o en vacaciones. El calor es el mismo, pero, al menos, el aire es puro y se aguanta mejor.

La mayor parte de mis amigos, que, al igual que yo, no son de aquí, ya tienen las maletas preparadas. Posiblemente, el lunes la mayoría de ellos ya no esté en la ciudad. A los canarios les he prohibido hablar de playas, alisios, tropicales, doradas y helados Kalise, pues me parece una de las más crueles formas de tortura. El hecho de ver sus caras resplandecientes de felicidad por volver a respirar el pegajoso bochorno de las Islas –del que se quejarán amargamente a los dos días de llegar a casa– es suficiente tortura para los que, por motivos laborales-masoquistas, nos quedamos en Madrid durante el infierno de julio y agosto. Y, sin embargo, también dicen los más viejos del lugar que, si no fuese por el calor, agosto sería el mejor mes para vivir Madrid en la calle.

Hay otros que aprovechan la época estival para cumplir promesas, vivir nuevas experiencias o, simplemente, explotar su vena masoquista. Como mi hermano, que, junto con unos amigos, abandona el domingo Gran Canaria para hacer el Camino de Santiago. Acabo de hablar con él, mientras terminaba de preparar la mochila. No encontraba unos calcetines. Me lo imagino con los cajones de la cómoda abiertos y la ropa desparramada por toda la habitación, algo histérico, más por la aventura que va a emprender, que por no encontrar los calcetines.

Me lo imagino, por tanto, igual que yo, inquieto por pasar un verano entero en este infierno de calor que es Madrid. Para celebrar la partida de muchos y el masoquismo de unos pocos, esta noche nos vamos de cena. Para después, hay quien propone ir a Chueca, donde este fin de semana celebran el orgullo gay paseándolo por la calle. Tal vez ellos sean los que mejor lleven un verano en el infierno: casi sin ropa y bailando por las calles, sin meterse con nadie por ser diferente. O, al menos, eso quiero pensar.

One Comment leave one →
  1. Avatar de baskerbill
    baskerbill permalink
    viernes, 29 junio 2007 7:55 pm

    ¿Y va a hacer el camino de Santiago ¡desde las islas Canarias!?

    ¡Espero que no se le ocurra ir a nado! XD

    Es broma… Es que hoy estoy «graciosín».

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.