Las ovejas más listas del mundo
George Glenn estaba convencido de que sus ovejas eran especiales. Por eso, cada tarde les leía novelas románticas, tratados de enfermedades ovinas y e, incluso, media novela policiaca. Además, les había prometido llevarlas a Europa. Sin embargo, George Glenn no pudo cumplir su promesa, porque una mañana apareció muerto en medio de su prado. Sus ovejas, para quien era el mejor pastor del mundo, decidieron averiguar quién era el culpable de su muerte.
Éste es el punto de partida de la primera novela de la alemana Leonie Swann, Las ovejas de Glennkill, una historia contada desde un punto de vista diferente: el de un grupo de animales. Todo el relato está impregnado de una fina ironía y grandes dosis de humor, fruto del análisis del mundo humano a través de los ojos de una oveja.
Para poder descubrir al asesino, las ovejas cuentan con su olfato y la inteligencia de Miss Maple, posiblemente la oveja más lista de todo Glennkill, la memoria de Mopple the Whale, la vista de Sir Ritchfield, el atrevimiento de Zora y la audacia de Othello, un carnero negro con cuatro cuernos. Además todos los miembros del rebaño pondrán su granito de arena para resolver el enigma.
Contar la historia desde la visión de un rebaño de ovejas, llega a producir situaciones que rozan el surrealismo. Para las ovejas, los humanos no comprenden el verdadero sentido del mundo. Son unos seres casi tontos que, probablemente no tengan alma. Porque todas las ovejas saben que el alma está en el olfato y los humanos tienen el sentido del olfato atrofiado.
Gracias a su poco habitual inteligencia y los conocimientos que George les legó, el rebaño, con Miss Maple -cuyo nombre recuerda demasiado al de un personaje de Agatha Christie– a la cabeza, nos guiará por más de 300 páginas en busca de respuestas. Sin embargo, esta ingenua e irónica visión de las relaciones entre los habitantes de un pueblo irlandés, parece alargarse demasiado. Quizá, le sobren unos cuantos giros que vuelven a engordar la historia en el momento de rematarla.
A pesar de este pequeño detalle, la lectura de Las ovejas de Glennkill es un ejercicio muy recomendable y entretenido. Merece la pena llegar hasta el final para saber si, realmente, las ovejas de George Glenn son las más listas del pueblo, aunque nunca hayan participado en el concurso anual en el que se elige a la oveja más lista de todo Glennkill.
Además, todo el libro está lleno de guiños al lector… Porque, ¿a qué les suena el nombre del pueblo?
Te paso un enlace que, sin duda, requiere un comentario tuyo, ahora que te mueves en el ambiente universitario…
http://www.elmundo.es/elmundo/2007/11/28/cultura/1196218397.html
Gracias por la pista, D’hubert. No sé por qué, pero tengo que decir que, por desgracia, el dato no me sorprende.
Eso sí, te pediría que este tipo de informaciones me las enviases a cualquiera de mis muchas direcciones de correo (sin ir más lejos, la de contacto del blog). Sobre todo, para no perder el efecto primicia si decido tratarlo. No te preocupes que siempre citaré la fuente, para que te lleves tus minutitos de gloria. 😉
Ok, pero ese caso te propongo que cambies el nombre del blog por el de » Un canario en madrid & asociados » : jeje.
¿Debo entender que se postula usted para la corresponsalía en Las Palmas de G.C.? En tal caso, debo advertirle de que el puesto puede estar muy disputado.
Yo me pido la de la isla del destierro, que aunque parezca que no aquí hay mucho que comentar, como que todavía venden margarina la niña. ¡Me pareció muy fuerte! y también muy del estilo de tu blog. Por cierto aunque hacía fleje de años que la veía, la niña se conserva perfectamente. jeje
La historia deja una moraleja que es que no importa si eres un animal o un humano sino lo que valgas por dentro y lo expreses.