Efectos polÃticos del catarro
Hay veces que hago cosas sin saber por qué. La última ha sido matricularme en un seminario titulado TeorÃa y practica polÃtica en Euskadi, que se imparte en la Universidad Carlos III de Madrid. Empezó ayer y esta tarde tenemos otra sesión. AsÃ, todos los miércoles y jueves hasta enero. En total, 30 horitas de nada.
Sin duda, se trata de un tema muy interesante y con gran repercusión en la actualidad nacional. Además, el programa supone un acercamiento desde distintos puntos de vista al denominado «conflicto vasco». El curso está impartido por Eduardo Madina, diputado por el Partido Socialista y vÃctima del terrorismo. En su trayectoria se ha destacado por ser muy activo en sus reivindicaciones. Sin embargo, promete intentar despojarse de su ideologÃa para aproximarnos, todos juntos, a las distintas caras de este asunto.
El objetivo no es encontrar respuestas, sino salir con más preguntas.
Oportunidades para tratar temas tan delicados como éste con personas que lo han vivido -y lo siguen viviendo- en primera persona no suelen presentarse con frecuencia. Que puedas hacerlo directamente y en profundidad, es mucho más difÃcil y por ello hay que aprovecharlas. Aunque no sea la opinión más común, estoy convencido de que hay que aprender acerca de todo.
El problema viene cuando te ves yendo hacia la Facultad, con la nariz chorreando, una tos que amenaza con sacarte los pulmones por la boca y los termómetros de Getafe marcando 9 grados centÃgrados. Debe ser que los efectos secundarios del Frenadol me han vuelto aún más masoquista. O que, simplemente, me sobra el tiempo libre y me encanta discutir sobre polÃtica.
¡Ay, no! Debe ser lo del masoquismo, porque de tiempo libre ando más bien escaso. Sobre polÃtica, prefiero no pronunciarme.
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