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He vuelto a caer

lunes, 10 noviembre 2008

Cuando -obligado por la mudanza inminente- había conseguido reducir mi lista de lecturas pendientes a la ridícula cifra de cuatro o cinco libros esperando en el estante del mueble del salón, he vuelto a caer. No sé cómo pudo ocurrir. Bueno, sí que lo sé. Fue cuando, huyendo de la sofocante calefacción, bajé a tomar un poco el aire en medio de la jornada laboral.

Al pasar por delante de la Librería Modesta, me detuve un poco más de lo normal ante su escaparate. Desde las mesas y las estanterías los libros me llamaban. Recordé que hace tiempo que quiero comprar un libro en concreto y olvidé que me había propuesto no comprar ninguno hasta agotar la lista. Y, entonces, entré en la librería y, de nuevo, caí.

Porque, aunque sólo me llevé un ejemplar de La hermandad de la buena suerte, novela con la que el filósofo Fernando Savater acaba de ganar el Premio Planeta, dejé encargados otros dos títulos más, que en ese momento no tenían.

El primero de ellos es El palacio azul de los ingenieros belgas, escrita por Fulgencio Argüelles, ganadora del Premio de Novela Café Gijón en 2003 y, a la sazón, obra culpable de mi recaída, ya que la tenía en el punto de mira desde que semanas atrás una amiga me la recomendara encarecidamente, algo en lo que coincide con un lector de esta bitácora.

Y, dado que me estoy llevando una agradable sorpresa con la lectura de La balsa de piedra de José Saramago, decidí encargar también una edición de El año de la muerte de Ricardo Reis. De la sorpresa hablaré cuando termine el libro, aunque adelanto que es algo que no me había ocurrido con ninguna de las otras obras que he leído del escritor portugués afincado en Lanzarote.

Así que aquí me tienen, recomendando tres lecturas que aún ignoro si serán -o no- apasionantes, mientras espero ansioso la llamada de la librería y me planteo seriamente comprarme unas anteojeras para, cual caballo de carreras, mirar sólo hacia el frente la próxima vez que pase por delante de una librería.

10 comentarios leave one →
  1. Avatar de Marta
    Marta permalink
    martes, 11 noviembre 2008 10:44 am

    No, si al final vas a tener que acudir a «lectores anónimos»jejeje a hacer terapia. Lástima, a mi esa fiebre de escaparate me pasa justo en las tiendas de trapitos y demás pocholadas, y está claro, yo también necesito terapia. Saludos y buena lectura

  2. Avatar de teniente d'hubert
    teniente d'hubert permalink
    martes, 11 noviembre 2008 4:56 pm

    Está claro… Lo tuyo ya es vicio 😀

  3. Avatar de Ruymán
    martes, 11 noviembre 2008 5:04 pm

    D’hubert, lo mío siempre ha sido vicio. Y no sólo con la lectura… 😉 Por cierto, que ya pensaba que no tenías intención alguna que volver a aparecer.

    Marta, pues no sé que adicción será peor para el bolsillo. Jajaja. 🙂

  4. Avatar de tara
    martes, 11 noviembre 2008 6:19 pm

    Anda! Pues la balsa de piedra está entre mis pendientes,así que creo que no tardadrá en caer…

  5. Avatar de Ruymán
    martes, 11 noviembre 2008 8:33 pm

    Ya contaré más cuando la acabe, Tara. 😉

  6. Avatar de teniente d'hubert
    teniente d'hubert permalink
    miércoles, 12 noviembre 2008 5:31 pm

    Mira que te gusta crear morbillo ya que sabes cuáles fueron las razones de este » cese temporal del blogueo » . Por cierto, esa foto que ilustra tus comentarios me suena de algo 😀

  7. Avatar de Ruymán
    jueves, 13 noviembre 2008 12:20 am

    D’hubert, en ningún momento he dicho que no supiera por qué no comentabas, sino que pensaba que no volvías. Y fotos como esa, tengo más. 😉

  8. Avatar de teniente d'hubert
    teniente d'hubert permalink
    jueves, 13 noviembre 2008 10:23 am

    Sí, ya he visto una Flicker: «Meditando… » . Vaya si cundió aquel día 😀

  9. Avatar de Wotan
    Wotan permalink
    sábado, 22 noviembre 2008 2:54 pm

    Gracias por la alusión…

  10. Avatar de Ruymán
    domingo, 23 noviembre 2008 5:21 pm

    Wotan, al César lo que es del César.

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