Incapacidad laboral
Era incapaz de entender por qué le sucedía aquello. Nunca le había pasado nada parecido. Hasta entonces, con sólo rozar su arma de trabajo, sus manos, sus dedos parecían cobrar vida propia, al empezar a disparar furiosamente contra su enemigo de turno. Por algo era el mejor del exclusivo club de los que se dedicaban a ajustar cuentas pendientes.
Sin embargo, apenas dos meses atrás algo había ocurrido. No sabía muy bien de qué se trataba ni qué lo había originado. Sólo era consciente de que cada vez que intentaba trabajar, sus dedos se agarrotaban, su mente se quedaba en blanco y era incapaz de escribir una sola línea.
Desde entonces, está de baja médica y piensa que todo habría sido más fácil si hubiese aceptado aquel trabajo de asesino a sueldo. Así, nunca se habría convertido en el columnista más despiadado de su periódico.