La mejor profesión del mundo
Hoy ha resultado ser uno de esos escasos días en los que piensas que tu profesión es la mejor profesión del mundo. Uno de esos días en los que te ves rodeado de gente que ha dedicado su vida a un oficio tan ingrato como apasionante y sólo aciertas a pensar que, de mayor, quieres ser como ellos.
Hace ya casi tres meses comenté que este año iba a tener la suerte de trabajar en ABC, gracias a que había sido uno de los diez seleccionados en la X edición del Programa Primer Empleo de la Asociación de la Prensa de Madrid.
Aunque esta edición del programa fue presentada oficialmente el pasado mes de noviembre y casi todos sus integrantes nos hemos incorporado ya a nuestros puestos de trabajo, el protocolo de la Asociación exige que se nos haga entrega de una credencial como beneficiarios del mismo. Esa entrega se realiza en la comida que se celebra coincidiendo con la festividad San Francisco de Sales, patrón de los periodistas, que ha tenido lugar hoy.
Supongo que, al igual que a mí, a mis nueve compañeros les ha resultado algo extraño ser parte de los protagonistas del día. Escuchar las palabras de felicitación y ánimo del presidente de la APM, Fernando González Urbaneja, en su discurso, o las de algunos de los asociados –y ya compañeros, aunque suene extraño decirlo–, como Ramón Sánchez Ocaña –cuya cara sonaba a todos, pero al que sólo yo supe poner nombre, casi con total seguridad por ser el que atesora más edad de los diez–, que se acercó a nuestra mesa para felicitarnos y desearnos suerte en esta andadura, reconforta y enorgullece, pero a la vez genera una gran sensación de responsabilidad.
En una época muy dura para el conjunto de la profesión, una decena de recién licenciados hemos tenido la suerte de incorporarnos durante un año con un contrato laboral digno a otros tantos medios de comunicación de «primera línea», que van desde El Mundo o Antena 3, hasta la Agencia Efe o Cadena Ser, pasando por Onda Cero o el ya mencionado ABC. Los diez somos conscientes de que se trata de una gran oportunidad que tenemos que aprovechar al máximo.
Como aseguró Ignacio, al dirigirse a los asistentes al almuerzo en nombre de los seleccionados, la APM no sólo nos ha abierto las puertas a un mercado laboral bastante incierto, sino que nos ha acogido como si de una gran familia se tratase y nosotros fuésemos sus miembros más jóvenes y mimados –que lo somos–. Ese recibimiento, que se inició de forma efectiva el pasado noviembre, se representó hoy de forma oficial.
Con la entrega de las credenciales se nos dijo que ya formamos parte de la inmensa familia de la APM. El hecho de que en ese mismo acto se homenajee a profesionales que forman parte de la misma desde hace 50 años, como Tico Medina, o a aquellos han cumplido los 90 de edad, como el maestro Antonio Mingote, por citar a dos de los más conocidos, y por ello veas tu nombre impreso en el programa junto a los suyos, te produce una sensación indescriptible. Porque significa, nada más y nada menos, que tú eres el futuro.
Por eso, cuando, ya de vuelta en la redacción, pero todavía flotando, te descubres escribiendo tus –todavía– pequeños temas del día a día, comprendes que no tienes derecho a quejarte, porque, en medio de una crisis brutal, no sólo estás haciendo lo que te gusta sino que, encima, te están pagando dignamente por ello. Y eso, amigos míos, sí que no tiene precio.
Ruymán, muy bueno tu post. Me ha gustado mucho porque has resumido bien el acto de ayer. Tienes razón con que somos el futuro, sin olvidar que también representamos a un presente que ya está dando mucho de que hablar y estoy seguro que lo seguirá haciendo a lo largo de toda su carrera (que esperamos sea tan prolija como la de los homenajeados ayer). En el poco tiempo que os conozco (a algunos algo más, también es cierto), he comprobado perfectamente que todos y cada uno de nosotros vamos a desempeñar papeles muy importantes en el periodismo, porque tenemos algo muy bueno: curiosidad por saber, consistencia y capacidad de trabajo. Un abrazo,
Ignacio
Y que lo digas Ruyman. Que te paguen «bien» -xq siempre es mejorable- NO tiene precio. Gracias a la APM. Un año menos de preocupación laboral.
Excelente post. Sólo quisiera añadir mi más profundo deseo de que podamos repetir en muchas más comidas como esta. Y también de que algún día, dentro de mucho tiempo, pueda veros a todos vosotros recibir el homenaje a vuestros 90 años recién cumplidos. Un fuerte abrazo,
David.
Estos días he contado a varias personas de mi entorno cómo fue la comida de la APM, que ha sido el primer gran acto de la Asociación a la que he podido asistir. ¡POR FIN! La gripe me tuvo aislada de vosotros. Y la verdad es que a todo el mundo le comentaba que creo que todos nos merecemos poder dedicarnos a esto. Aunque vengamos de Universidades diferentes, de diferentes barrios, incluso de ciudades distintas, compartimos ilusión, ganas de trabajar y algo que me parece muy importante una especie de adicción a la información. Esperemos que el panorama negro que hay y que Urbaneja dibujó en su discurso mejore.
Y Ruyman, me parece muy bien que hayas colgado tu reflexión en tu blog, porque creo que has expresado perfectamente lo que todos sentimos. Aunque, como comentábamos Cris y yo a la vuelta de la comida: ¡Cómo pasa el tiempo! Parece que fue ayer cuando le di la mano por primera vez a María, antes de hacer la entrevista personal.
¡Besos a todos!
Muchas gracias a los cuatro por sus comentarios. Lo cierto es que Marisol tiene mucha razón. Parece que fue ayer cuando nos embarcamos en esta aventura y ya hace tres meses que todo empezó. Así que habrá que aprovechar muy bien este año, porque cuando queramos darnos cuenta ya estará acabando. Así que a ver si vamos organizando ya la primera cenita del año, que ya es hora. 😉
Me uno a las felicitaciones y también te doy la enhorabuena no sólo por la entrada, sino por el blog en general.
Como bien dices, somos unos afortunados, trabajamos en algo que nos gusta y para lo que hemos dedicado una parte bastante importante de nuestra vida. Trabajamos en algo que nos hace ilusión y a la que le ponemos mucho empeño. Pero, además, nos pagan por ello.
Este es un excelente comienzo. No sé cuál será el final, pero estoy segura de que disfrutaremos de todo el camino y que aprovecharemos al máximo la oportunidad que nos ha brindado la APM.