Huérfano de palabras
El pasado jueves nos acostamos con la noticia del grave empeoramiento del estado de salud de Miguel Delibes. Por desgracia, los peores pronósticos se cumplieron y el viernes nos levantamos con la de su fallecimiento. Consternados, a partir de ese momento, muchos blogs comenzaron a llenarse de palabras para honrar la memoria del autor de Los santos inocentes y La sombra del ciprés es alargada.
Si yo he tardado casi tres días en sumarme a ese homenaje, no es porque la muerte de Delibes no me haya afectado, sino porque la pérdida del autor del mejor monólogo que he leído en mi vida me ha dejado huérfano de palabras.
Don Miguel, cuando llegue al cielo, salude a Mario de nuestra parte.
[La imagen de los cipreses la encontré aquí]
Comparto tu sentimiento, Ruymán.
En mi caso, tras «El camino», cuando piensas eso de «y si pudiera volver a ser niño un rato», yo siempre soñé en perderme por las calles de aquel pueblo de Castilla haciendo perrerías junto a Daniel el «Mochuelo» y los demás, e ir descubriendo el mundo de los adultos, los pequeños secretos de la vida…