Contradictorio optimismo
Casi acabando Diario de una abuela de verano, apuntes autobiográficos en los que la escritora Rosa Regàs reflexiona sobre el paso del tiempo –y que descubrí antes por la serie de TVE protagonizada por Rosa María Sardá que por el libro–, me encuentro con una curiosa (por contradictoria) forma de consolar a una persona angustiada por sus problemas:
«Habría podido decirle, como le dijo Pío Baroja a mi madre cuando compartían exilio en una pensión de París y ella lloraba fracasos y ausencias: «Mariona, no llore usted, ahora está metida dentro de un túnel y todo lo ve negro, pero no se preocupe, ya pasará, después de un túnel siempre viene otro.» Me pareció sin embargo una explicación un tanto desolada y prematura sobre la forma de enfrentarse al dolor (…).»
(Diario de una abuela de verano: Regàs, Rosa, Colección Booket, Barcelona, junio 2007, pp. 238-39)
No me atrevo a afirmarlo con rotundidad, pero creo que no estoy del todo de acuerdo con la conclusión de Regàs. Quizá, la gran carga de pesimismo que encierra este consejo, paradójicamente, lo convierte en un consuelo mucho más optimista de lo que parece en realidad.
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A veces, un consejo realista, por irónico y ácido, da más empuje que una mentira de color rosa pálido con olor a fresa.
Gracias por tus palabras.
@Juan Pedro, yo siempre he creído que, a la hora de la verdad, un buen amigo no es el que te dice lo que quieres oír, sino aquel que es capaz de decirte lo que no quieres oír. Me alegra ver que pensamos de la misma forma. 😉