Intento de automotivación
Cuanto más intento ordenar mi vida y crear una rutina que me dé cierta sensación de estabilidad, más se empeñan las circunstancias en generar un mayor caos –exterior, pero sobre todo mental– a mi alrededor. A falta de un trabajo estable (nunca pensé que echaría de menos ese tipo de rutina), constato que se necesita mucha disciplina para llevar una colaboración, preparar un proyecto personal, alimentar un blog e intentar escribir una novela y, además, disfrutar de algo de tiempo libre.
Para un alma procrastinadora como la mía, no morir en el intento se antoja casi imposible. Pienso en volver a mi añorada piscina y, ya de paso, introducirme en el duro mundo del gimnasio para quitarme ese par de quilos de más que me impide avanzar con la ligereza que quisiera, introduciendo así una obligación horaria que dé estabilidad a mis días. Sin embargo, esos mismos quilos de los que quiero librarme me retienen sentado en esta silla, temiendo, tal vez, encontrarse con un invento diabólico como el que aparece en este vídeo que me envió D’Hubert hace unos días.
[vimeo 29416289]Investigo y descubro que no se trata de una nueva clase de aparato con el que los gimnasios del mundo vayan a torturar a sus usuarios, sino que es una simple campaña publicitaria de una marca de agua mineral. Maldigo mi suerte. Ya no me quedan excusas para justificar esta inmovilidad. Sólo pereza.
Entonces de esto, mejor ni hablamos…
http://www.grancanariamaraton.com/
@D’Hubert, ni loco 😉