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Interqué, EBE y la no resaca tras un fin de semana intenso

martes, 15 noviembre 2011

Ayer me levanté a las nueve en punto de la mañana, apenas unos minutos después de que sonara el despertador y razonablemente descansado. Sé que dicho así, sobre todo cuando hay muchísimas personas que se levantan dos o tres horas antes cada día, puede parecer una frivolidad (y muy probablemente lo sea), pero estaba convencido de que después de la paliza que me di durante el fin de semana no iba a ser capaz de levantarme.

Torre del OroTodo empezó el viernes casi a la hora de comer, cuando conseguí escapar de la redacción, camino de la sesión vespertina de interQué. Un divertido monólogo de Eva Hache, una nueva edición de Café&Periodismo, la presentación del Informe sobre el Estado de la Blogosfera, algo de magia 2.0 y la entrega de los Premios Bitácoras, junto a la fiesta posterior compusieron un programa bastante completo para una tarde de reencuentros y desvirtualizaciones.

A pesar de que la noche del viernes acabó casi cuando empezaba la madrugada, el sábado me subía al primer AVE de la mañana, camino de un EBE que resultó radicalmente diferente al del hace un año, pero con mesas y ponencias de una calidad bastante desigual. Al igual que el día anterior, la jornada estuvo marcada por los reencuentros y las desvirtualizaciones y, como no, por la fiesta nocturna, la ya mítica #mepartoparty, en la que cometí mi enésimo intento de suicidio virtual (mientras hay quien se suicida homeopáticamente, otros lo hacemos en el mundo 2.0) a cuenta de unos huevos masturbadores japoneses.

El domingo, de forma totalmente inexplicable, logré despertarme en unas condiciones bastante aceptables y que me permitieron llegar a tiempo de disfrutar de la primera charla de la mañana, tras tomar un impresionante desayuno. La jornada avanzó bastante rápido y poco después de las dos y media ya estaba en la barra del Bar Eslava, listo para comerme unas impresionantes (y nada caras) tapas, antes de partir para Madrid, ciudad a la que llegué minutos antes de las siete de la tarde, cansado y satisfecho, después de un intenso fin de semana, tal y como atestiguan unos 220 tuits,  casi un centenar de menciones y los 23 retuits recibidos entre el viernes y el domingo.

Las crónicas de ambos eventos llegarán en unos días. Antes, cansado, pero no muerto, arranco una semana tan intensa como el fin de semana que la antecede. De nuevo en la redacción y haciendo una de las cosas que más me gustan: Periodismo. Con mayúscula inicial, por supuesto.

[La fotografía de la Torre del Oro la saqué de mi cuenta de Flickr]

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