Mi primer tuit
Twitter anda estos días celebrando su octavo aniversario y, a modo de regalo para sus usuarios, ha lanzado «First Tweet», una herramienta que permite descubrir el primer mensaje publicado en cualquier cuenta de la red social del pajarito. Una morbosa funcionalidad que había sido reclamada durante mucho tiempo.
Y, precisamente, tiempo es lo que me ha faltado para irme derechito a ella cuando he conocido su existencia y comprobar con qué sesuda frase inauguré mi cuenta en un lejano día de finales de marzo de 2008.
Efectivamente, era una época en la que Twitter estaba empezando a ser relativamente conocido entre quienes nos movíamos por la blogosfera y aún no teníamos muy claro qué hacer con él. En esa época yo trabajaba en la redacción central de Nacional de la Agencia Efe –¡Qué tiempos aquellos!– y me pareció buena idea utilizar esta extraña herramienta como un repositorio de enlaces a las páginas de los medios que reproducían los teletipos que yo había escrito, así como a colaboraciones con otras publicaciones.
Como era de esperar, el tiempo no tardó mucho en demostrar que estaba equivocado y, tras un periodo de reflexión, un año más tarde acabé convirtiendo la cuenta que había abierto con mi nombre –una de las innumerables ventajas de tener un nombre raro y haber estado rápido– en una herramienta de expresión en la que a lo largo de casi seis años he mezclado reflexiones personales, con enlaces y comentarios profesionales y altas dosis de paranoia y –espero– sentido del humor. Curiosamente esa decisión supuso el inicio de una época de actividad ininterrumpida que hoy roza los 17.000 mensajes.
Sin embargo, este cambio de rumbo tuvo como efecto secundario que la cuenta de Un canario en Madrid se convirtiera de derecho en un mero canal de difusión del feed del blog, algo en lo que había caído de hecho tras desarrollar en ella experimentos tan absurdos como tuitear las sensaciones que me iba provocando un libro a medida que lo leía, en una especie de reseña en vivo sin pies ni cabeza.
Así que, efectivamente, ese de ahí arriba no fue mi primer tuit. El primero lo envié el sábado 8 de marzo de 2008, víspera de una apasionante –al menos para mí– jornada electoral, y se parece mucho más al tipo de desvaríos que he venido compartiendo desde entonces. Y que espero seguir compartiendo durante muchos años más.
Y, ahora, me voy a cenar, que ya son las diez y diez.