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Un hombre entre cien mujeres

lunes, 30 abril 2007

Cada mes, el Centro de la Mujer de Getafe acoge una charla de una mujer para otras mujeres. La última se celebró el pasado 18 de abril. Bajo el título de “Liderazgo y empoderamiento de las mujeres”, la presidenta del Consejo de Seguridad Nuclear, Carmen Martínez Ten, hizo una reflexión acerca de las diferentes formas que tienen hombres y mujeres de ejercer su liderazgo.

La sala, de cuyas paredes aún colgaban las fotografías que integraban la exposición India es femenino, recientemente clausurada, se encontraba casi llena a las seis y cinco de la tarde. El ambiente era muy festivo. Quizá contribuía el hecho de que asistían al acto representantes del Consell de les dones de Santa Coloma de Gramanet, hermanado con el Consejo Sectorial de la Mujer de Getafe. En aquel momento, el único hombre presente en la sala era el camarero que llevaba las bandejas de pastas y el café. De lo menos que se podía calificar la situación era de inusual. Cinco minutos después comenzaron a servir.

Sin embargo, llamaba la atención que la edad media de las asistentes superase ampliamente la treintena. Sólo había dos chicas jóvenes, que después supe que eran miembros de un partido político. En un municipio como Getafe, en el que existen treinta y tres asociaciones de mujeres, es muy significativo que las mujeres jóvenes no acudan a este tipo de actos, cuando una de las mayores armas para acabar con la discriminación es, precisamente, la participación activa.

Por fin, con media hora de retraso, comienza la conferencia. Las aproximadamente cien butacas de la sala estaban ocupadas. Incluso había alguna mujer de pie y un solo hombre entre el público. Acudió acompañando a su mujer. El tema, con independencia de que se estuviese de acuerdo con el punto de vista de la ponente, es muy interesante, ya que es cierto que hombres y mujeres ejercemos el liderazgo y el poder de forma, por lo general, muy diferente. Aunque siempre hay excepciones.

Al final de la casi hora y media de charla, se abrió un animado turno de intervenciones en el que, por momentos, sale a relucir el feminismo radical, la polémica entre feminismo de izquierdas y derechas y hasta algún chiste (feminista) que otro. Tras casi una hora más de debate, el epílogo a la noche lo pone el único hombre presente en el público que, tras ser directamente aludido –al igual que quien escribe– en varias intervenciones, dijo que lo más importante de todo es que las mujeres no se masculinicen en su liderazgo. Tal vez, puso el dedo en el ojo. Después de algunas de las intervenciones que se escucharon, creo que, en el fondo, hombres y mujeres no somos tan diferentes.

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