Reporteros (gráficos) de guerra
El Instituto Cervantes, junto con la Fundación Pablo Iglesias, organizó la exposición Corresponsales en la Guerra de España, abierta en su sede madrileña desde noviembre de 2006 hasta febrero de 2007. En enero pude visitarla. Dividida en 17 temas, recogía la visión que tuvieron los periodistas enviados por los medios extranjeros sobre la Guerra Civil, a través de las crónicas que enviaban a sus medios. Ernest Hemingway, George Orwell, Antoine de Saint-Exupéry, John Dos Passos y Mijail Koltsov fueron algunas de las firmas encargadas de contar al mundo lo que pasaba en España entre 1936 y 1939. No extraña, por tanto, que Hugh Thomas haya calificado esta época como “la edad de oro” de los corresponsales en el extranjero.
Sin embargo, la imagen que tenemos hoy de la Guerra Civil no sería la misma sin la figura de Robert Capa y el testimonio gráfico que captó de ésta. Primero, junto a Gerda Taro, hasta su temprana muerte, en 1937, y en solitario, después. De hecho, la mayor parte de las fotografías que acompañaban a la exposición fueron tomadas por alguna de sus leicas.
Lo cierto es que no me había planteado la importancia que tienen los reporteros gráficos de guerra en la visión que tenemos de las mismas, hasta que no leí, en fechas pasadas, El pintor de batallas, la última novela de Arturo Pérez-Reverte, si no tenemos en cuenta a Alatriste.
Posiblemente, en la sociedad en la que vivimos, la imagen no sea ya un mero complemento de la palabra. Ocurre, más bien, al contrario, ya que en muchos casos la llega a sustituir. Sin embargo, podemos recordar los nombres de muchísimos corresponsales de guerra, como Manu Leguineche, Rosa María Calaf o el propio Pérez-Reverte, pero nombres de reporteros gráficos es más difícil. Si hiciésemos un sondeo, creo que el único nombre que recordaría la mayor parte de la gente sería el de José Couso, y lo harían por las trágicas circunstancias de su muerte.
Son figuras anónimas, como Couso, las que han puesto imágenes, fijas o en movimiento, a la barbarie que nos narraban las palabras de los grandes corresponsales. Gracias a ellos conocemos más de los horrores de cientos de guerras que han asolado el planeta. Que lo siguen asolando.
La Guerra Civil que nos ha llegado no sería la misma, por ejemplo, si Robert Capa no hubiese retratado, durante su visita al frente de Córdoba en 1936, la muerte de un miliciano en el Cerro Muriano. A Capa, fotografías como ésta, le valieron la consagración. A nosotros deberían servirnos para tomar conciencia y evitar, así, que la Historia se repita. Gracias a estos héroes anónimos, tenemos los testimonios. A nosotros nos queda sacar las conclusiones.