El último vuelo
Cada día pasaban ante sus ojos miles de viajeros. Todos distintos, pero todos con un destino compartido.
Ejecutivos trajeados, emocionadas amas de casa, turistas ávidos de sol, jóvenes desenfrenados, viejos ya cansados… todos y cada uno de ellos pasaban irremediablemente ante su puerta de embarque.
A veces, algunos llegaban demasiado pronto. A ésos les decía con resignación que volvieran a casa, que aún no había llegado la hora de que tomaran el último vuelo.
Luego, al despertar, sólo recordarían un túnel bañado por una intensa luz blanca. Era el finger que él, desde su mostrador de embarque, no les dejó atravesar.

