La Navidad está por todas partes

Ya sé que estoy un poco pesadito con este tema, pero es que apenas hemos empezado diciembre y la Navidad ya lo ha invadido todo. Hace meses que anuncia su llegada, pero es que ya está por todas partes.

La iluminación luce con todo su esplendor –algo menos que de costumbre, porque hay crisis– desde hace días en muchas ciudades y los comercios, adornados hasta el techo, nos tientan con miles de ideas para regalar, mientras intentan alelarnos con los mismos villancicos de cada año.

En los supermercados, turrones, mazapanes y polvorones desplazaron a las galletas de sus pasillos habituales hace semanas y la Lotería Nacional se empeña en que nos ilusionemos con el gordo de Navidad y compremos un décimo antes de que se agoten, a pesar de que salieron a la venta en julio.

Los cavas comienzan a brindar en televisión y los anuncios de perfumes, discos y juguetes inundan todas y cada una de las pausas publicitarias. Mi buzón aparece cada mediodía abarrotado de folletos de adornos, juguetes y manjares para las cenas especiales en oferta y los niños gritan histéricos lo que le van a pedir a Papá Noel y, después, a los Reyes Magos.

En Madrid, el tradicional mercado de belenes y adornos navideños ya funciona a pleno rendimiento en la Plaza Mayor e ignoro si, muy cerca de allí, Cortylandia está ya instalado y en marcha. Aunque si no es así, poco debe faltarle. Hasta el frío ha hecho un virulento acto de presencia, como para recordarnos que este año sí estamos en diciembre.

Me rindo. Voy a colgar unas campanas en la puerta.

Bill Nighy, Christmas Is All Around, 2003 (B.S.O. de Love Actually), 2003.