Un chiste adaptado (U.D. Las Palmas vs. C.D. Tenerife)

Hace unos días, recibí por segunda o tercera vez un chiste que hoy me envió Eowyn,  aunque  con algunas variaciones en su argumento. En concreto, si el original hablaba de una profesora del entorno abertzale en una aldea del País Vasco y un alumno españolista, el adaptado convierte a sus protagonistas en seguidores del C.D. Tenerife y la U.D. Las Palmas.

Como comprenderán, y a la vista del dispar comienzo de temporada de cada uno de los equipos –aunque esto no es como se empieza, sino como se termina–, no he podido resistir la tentación de reproducir la adaptación. Sin ningún ánimo de molestar a mis lectores de la isla de enfrente, por supuesto.

Una profesora de educación secundaria en Las Palmas, comenta en clase que ella es del Tenerife y pide que levante la mano todo el que también sea seguidor del equipo chicharrero. Todos en clase, por temor a represalias por parte de la maestra, levantan la mano sintiéndose chicharreros, excepto un niño que estaba sentado en uno de los últimos pupitres. La profesora mira al niño con sorpresa y le pregunta:
–¿Dailos, porque no has levantado la mano?
–Porque yo no soy del Tenerife, maestra.
La profesora, extrañada, preguntó de nuevo:
–Vaya, y si no eres del Tenerife, entonces ¿de qué equipo eres?
–¡De Las Palmas! –respondió orgulloso el niño.
La profesora, cuyos fanáticos oídos no podían dar crédito a lo que había escuchado, exclamó:
–Dailos, hijo mío, ¿qué pecado has cometido para ser de Las Palmas?
El niño, muy sereno, respondió:
–Mi madre es de Las Palmas, mi padre es de Las Palmas, mi hermana es de Las Palmas y mi hermano también es seguidor de Las Palmas. Por eso yo también soy de Las Palmas.
La maestra, un tanto irritada, le contesta:
–Bueno, pero eso no es motivo para no ser del glorioso. Tú no tienes por qué ser lo que son tus padres. Por ejemplo, si tu madre fuera drogadicta, tu padre alcohólico y traficante, y tu hermana delincuente y tu hermano homosexual reprimido, entonces… ¿tú que serias?
–Seguramente del Tenerife –respondió el niño sin dudarlo.