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Será cosa del calor

sábado, 20 agosto 2011

Hace ya alrededor de un mes desde que comencé a leer La casa de los encuentros, una de las muchas novelas del escritor británico Martin Amis, un escritor y un libro a los que desde hace tiempo me apetecía bastante acercarme. Sin embargo –y pese a que la obra sólo consta de poco más de 250 páginas–, apenas he conseguido pasar de la página 150. Estoy atascado.

No se trata de que la novela no me esté gustando (aunque confieso que me ha costado un poco cogerle el tono), puesto que antes de abordarla ya sabía de qué trataba y (más o menos) me imaginaba lo que me podía encontrar (y, de hecho, era mucho más dura y deprimente en mi imaginación). No. Se trata de otra cosa. No sé si será cosa del calor, pero el caso es que hace unas semanas que no me apetece nada leer.

Lo peor de todo –y lo que me confirma que la causa no está en el libro, al menos exclusivamente– es que, mirando qué leía en los últimos dos años por estas fechas, descubrí que en 2009, en Gran Canaria, me ocurrió lo mismo mientras leía El amor en los tiempos del cólera. Mientras que el año pasado, en Madrid, fue justo al terminar de leer El asedio.

Honrarás a tu padreHay quien opina que normalmente dejamos para el verano la lectura de los libros más gordos, ya que, se supone, disponemos de más tiempo libre. Sin embargo, he descubierto que, al menos en mi caso, no es así. Con este calor, veo un libro que se acerque a las 300 páginas y me entra sueño o ganas de correr. O ganas de salir corriendo a dormir.

Siendo (como soy) un lector compulsivo (e impulsivo), es algo que me inquieta. De hecho, hace un par de semanas me compré un ejemplar de Honrarás a tu padre, obra en la que el escritor y periodista neoyorquino Gay Talese narra de forma novelada la historia y secretos de la mafia siciliana y de la que sólo he oído y leído buenas críticas. Pensaba saltarme el orden de mi (larga) lista de lecturas pendientes y devorar sus más de 600 páginas en cuanto acabara con La casa de los encuentros.

Sin embargo ya no lo tengo tan claro. Con este calor creo que lo mejor será posponer su lectura y ceder el paso a obras más cortas y, a priori, ligeras. Libros de esos que apenas te obligan a pensar, que es lo último que me apetece en estas tórridas y tediosas noches de verano.

Quizá lo mejor sea dejarla para más adelante. Para cuando las tardes comiencen a acortarse y los días (y las noches) sean más frescos. Lo malo es que si me atasco en su lectura no podré decir que será cosa del calor. Será del frío, entonces.

[La fotografía de la portada de Honrarás a tu padre, interpretada por Instagram, la saqué de mi cuenta de Flickr]

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