¿Qué ocurrió entre Espartaco y tu madre?
¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre? (Avanti!) es posiblemente una de las comedias menos conocidas del siempre genial Billy Wilder. Rodada en 1972, cuenta la historia de Wendell Armbruster, un empresario estadounidense (Jack Lemmon), que se ve obligado a viajar hasta Italia después de que su padre fallezca en un accidente de tráfico, junto a la que había sido su amante durante los últimos treinta años.
A su llegada a Italia, Armbruster conoce a la hija de la amante de su padre, Pamela Piggott (Juliet Mills), con quien mantendrá una relación de amor-odio durante toda la cinta. Mientras intentan recuperar los cuerpos de sus respectivos progenitores, misteriosamente desaparecidos, y cumplimentar los lentos trámites administrativos para repatriar los cadáveres, los protagonistas comienzan a limar asperezas, a pesar de las más o menos disparatadas situaciones en las que se ven envueltos.
Esta película la descubrí en Televisión Canaria, hace ya unos cuantos años, mientras hacía zapping en una madrugada de insomnio. Para ser de Wilder, aunque entretenida, me pareció un poco floja, quizá una comedia romántica más de los setenta. Años después, me crucé con una copia –en oferta– en DVD. Al volver a verla, fue cuando me llevé la sorpresa.
Porque, aunque pueda parecer sorprendente, esta cinta (de 1972, recordemos) fue censurada. Ignoro si la culpable fue la censura española o el puritanismo estadounidense, pero el caso es que en el DVD aparecen dos escenas que no vi en la versión que ha emitido varias veces Televisión Canaria. En una de ellas, Armbruster se ducha mientras discute con Piggott, que no para de entrar y salir del baño, y en la otra, ambos personajes nadan desnudos hasta una peña en la que sus padres solían tomar el sol, también desnudos.
En esas secuencias apenas puede verse el culo de Lemmon y los pechos Mills, pero eso bastaba para escandalizar la moral de los años setenta del pasado siglo y, al menos en la versión en español, suprimieron los planos en los que ella entraba en el baño, insertando algunas de las frases de él en off, mientras ella, en la habitación, hacía la maleta.
Al editar el DVD con las escenas cortadas, en la versión doblada, se optó por mantener el audio original subtitulando las frases suprimidas, una solución mucho más acertada que la adoptada con la versión íntegra de Todos los hombres del presidente.
Además de lo que puede verse en el vídeo, YouTube alberga (al menos de momento) el resto de esta y otras escenas suprimidas.
Otro caso de censura –este, sí, fruto de la hipócrita mojigatería estadounidense– bastante más conocido es el que afectó doce años antes a una escena de la película Espartaco, en la que intervienen Laurence Olivier y Tony Curtis. Curiosamente, este último protagonizó junto a Lemmon Con faldas y a lo loco, una de las obras maestras de Wilder que, aún hoy, no entiendo cómo no fue censurada por fomentar el travestismo.
En la escena censurada por Hollywood, Craso (Olivier) intenta seducir a su esclavo Antonino (Curtis), mientras toma un baño, preguntándole si considera moral o, por el contrario, una cuestión de gustos comer ostras o caracoles, en una velada pero clara alusión a las relaciones homosexuales. Esta escena de la cinta dirigida por Stanley Kubrick fue recuperada en 1991, pero el actor que había puesto voz a Laurence Olivier en el doblaje original había fallecido un año antes, por lo que se optó por recurrir a otro actor, en lugar de subtitular el audio en inglés.
Uno podría pensar que este tipo de situaciones deberían estar más que superadas desde hace décadas. Uno tendería a pensar que, a falta de dictaduras censoras, la sociedad ha madurado lo suficiente como para no escandalizarse por ver un pecho o escuchar hablar de ostras y caracoles. Pero parece ser que no es así.
Al menos en ese paraíso de la doble moral que es Estados Unidos. Si no, no se entiende que los distribuidores en el país de las libertades de El discurso del rey, cinta recientemente galardonada con cuatro Oscars, hayan optado por eliminar varias escenas en las que se pronuncian palabras malsonantes para que sea calificada como apta para todos los públicos.
Un claro ejemplo de autocensura que ha provocado las airadas críticas del protagonista de la película, Colin Firth, ese que acaba de recibir el Oscar al mejor actor en una gala emitida con varios segundos de retardo. Más que nada, por si a alguien se le salía un pecho o, quién sabe, se le escapaba un «coño».
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Más información sobre ¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre? en Film Affinity, IMDB y Wikipedia (en inglés y en español) y sobre Espartaco en Film Affinity, IMDB y Wikipedia (en inglés y en español).
Nota: Tengo que agradecer a D’Hubert el haberme facilitado hace ya bastante tiempo abundante información sobre la escena de Espartaco, entre la que se incluía un fragmento de un documental en el que se analizaba dicha secuencia. Lamentablemente, ese vídeo fue eliminado de YouTube y he sido incapaz de encontrarlo en otra fuente.
Será que vivimos bajo la censura de lo políticamente correcto!!!!!
Por cierto, sigo recomendándote este otra película del maestro Wilder…
@D’Hubert, precisamente esa es una de las comedias de Wilder que aún tengo pendientes. A ver si un día de estos me tropiezo con su DVD (de oferta, a ser posible) por ahí…
En lo que respecta a lo políticamente correcto, es que ese tipo de correctismo político siempre me ha parecido una soberana… tontería (por no emplear palabras malsonantes) 😉
Pues hablando de la gala de este año y sus segundos de retraso… toma más censura…PATÉTICO!!!!
http://www.elpais.com/articulo/gente/tv/beso/vio/Oscar/elpepugen/20110302elpepuage_6/Tes
@Eowyn, la versión que había escuchado del asunto del beso era que no estaba en el guion. Se supone que, según la escaleta, tras el baile «pinchaban» los aplausos y a Penélope. Eso fue lo que hicieron y por eso se perdieron el beso. Y, en este caso, me inclino más a pensar que fue más culpa de la mala realización que de la censura, ya que, con solo siete segundos de retardo es imposible «pinchar» una cosa distinta sobre lo ya enfocado. Cosa distinta es meter unos pitos o fundir a negro.
Un vídeo curioso que me acabo de encontrar en la red…
Y yo q pensaba que Santiago Segura había inventado el merchan de las camisetas de Torrente y mira «Spartacus»!!!!!