Ciudad Botín
Una de las cosas que tuve que hacer durante el pasado mes de julio fue tragarme la cascada de presentaciones de resultados semestrales de las entidades bancarias de este país. Como he trabajado durante cinco años en una de ellas, me encargaron seguir los resultados para hacer una valoración. Aunque no tuve que ir a todas las ruedas de prensa, hubo un par de momentos en que me vi desbordado. Aún así, mereció la pena.
Evidentemente, tuve que ir a las presentaciones de los dos «grandes». El 25 de julio, le tocaba el turno a BBVA. Al llegar a la torre de Castellana, adornada por el 150 aniversario de la entidad, tras pasar el control y la acreditación, una nutrida representación del departamento de comunicación nos conduce al auditorio, donde, junto con otro nutrido grupo de personal de seguridad, asistiremos a la conferencia del consejero delegado de la entidad, José Ignacio Goirigolzarri. No fue tan aburrido como pensaba.
Al día siguiente, tocaba Santander. Primer inconveniente: hay que ir a la ciudad financiera, en Boadilla del Monte. Al menos, ponen una guagua desde la Plaza de España, aunque yo fui en coche con un compañero. Lo cierto es que el recito impone. Al llegar, el sitio impone. Una gran rotonda, antes de franquear la entrada principal, presidida por una escultura alusiva a la entidad.
Sin embargo, nos hicieron entrar por una puerta lateral. En el control de seguridad, con una doble alambrada, recogimos las acreditaciones. Todo el trayecto dentro del recinto fuimos guiados por vigilantes de seguridad que nos indicaban hacia donde ir: uno de los edificios de formación. Como no venía Botín, no tocó la zona noble. Antes de la rueda de prensa sirvieron café y pastas en el vestíbulo del edificio. Haría falta, porque fue pesada y aburrida.
Con todo, me quedo con la del Banco Popular. Y no sólo porque fuese amena, más centrada en estrategias y en lo que había hecho el banco que en números y resultados, que ya vienen en la documentación, sino por el cóctel posterior. Es decir, porque en el cóctel, tanto el presidente, Ángel Ron, como los consejeros delegados saliente y entrante se mezclaron entre los periodistas, comentando los resultados o la propia presentación. Por volumen, es el tercer banco español –tras Santander y BBVA– y la quinta entidad financiera –por detrás de La Caixa y Caja Madrid–, pero no deja de parecer una entidad más familiar, más humana.
De hecho, la ciudad financiera del Santander me recordó muchísimo a esas siniestras urbanizaciones, en medio de la nada, de las películas de fin de semana de Antena 3, en las que te sientes vigilado en todo momento y se producen misteriosas desapariciones. En una palabra: inquietante. Si a eso le sumamos el metro ligero circulando, completamente vacío, fantasmagórico, al otro lado de la valla, la sensación orwelliana se multiplica.
Allí, en medio de la ciudad de Botín, yo, que durante cinco años trabajé en la otra entidad, me sentí como un traidor, como si estuviese siendo infiel a algo o a alguien. Internamente, me alegré de que la rueda de prensa de mi banco ya hubiese sido, porque, de haber sabido que estuve en casa del enemigo por mi propia voluntad, igual no me dejaban entrar.
Como a un reportero de Caiga Quien Caiga cualquiera.
la verdad es que botín es muy modesto… bien podía haber puesto en la rotonda una escultura de él mismo o de su padre, como PACO EL POCERO en SESEÑA, y un lema… » EL BANCO SOY YO » : lo que, por otro lado, sería una gran verdad
http://www.elmundo.es/albumes/2006/11/14/pocero_sesena/index_2.html
¡Uyuyuyuy, lo que has dicho de Botín! Que, efectivamente, por otro lado, no deja de ser cierto.