Tenemos chica nueva en la oficina

La publicidad de los años 80 y principios de los 90 tiene un encanto especial, un toque retro, que hace que, aún hoy, el telespectador no pueda evitar esbozar una sonrisa nostálgica cuando ve alguno de los anuncios televisivos de aquella época. Y, en estas lides, la publicidad de perfumes y colonias es líder sin discusión.

Nadie que tuviese algo de uso de razón en aquellos años habrá podido olvidarse de una impresionante mujer enfundada en un mono de piel que, bajando la cremallera que oprimía sus pechos, afirmaba buscar a Jacks. Muchos, todavía hoy, se preguntan si lo habrá encontrado.

Como también se preguntan por qué, según Brummel, en las distancias cortas es donde una colonia de hombre se la juega y, así, claro que es mejor cuanto más cerca.

En el lado de las fragancias femeninas, además de la mujer que pedía a Eau Jeune que la vistiera, hubo otros anuncios clásicos, como aquel que anunciaba que había chica nueva en la oficina. A lo largo de los años se grabaron varias versiones del spot, aunque siempre mantuvo -con arreglos- la misma banda sonora.

La chica en cuestión se llama Farala y es divina:

Tengo que reconocer que esta colonia se encuentra muy presente en los olores de mi infancia, junto al de 1916, porque mis tías solían traer a casa sobres con toallitas húmedas empapadas en esas dos fragancias. Nunca entendí muy bien qué finalidad tenían aquellos pañuelos de papel amarillento, empapados en colonia que venían en un sobre metalizado. Ni, tampoco, por qué había tantos por la casa de mi abuela.

Quizá era así porque mis tías trabajaban cerca de El Corte Inglés y se me ocurre que fuera una zona en la que solían hacer promociones. O, simplemente, no había tantos sobre como creo recordar y es mi memoria quien exagera la cantidad de ellos.

En cualquier caso, al ver en el anuncio que Farala era de Gal, me viene a la cabeza otro viejo anuncio, éste de Heno de Pravia, del que también me apetece hablar. Intentaré encontrarlo.