Pa’ ti sí estoy (Rosana en concierto)
En los últimos siete años, he tenido la oportunidad de asistir a tres conciertos de Rosana. El último de ellos, tal y como adelantaba la pasada madrugada, se celebró anoche en Arucas. Las tres experiencias han sido muy diferentes, pero todos me han dejado la misma sensación: que la lanzaroteña disfruta con lo que hace encima del escenario, haciendo disfrutar a la gente.

Vista de parte del público y el escenario durante el concierto.
Porque parece que a la cantante conejera le es indiferente presentar su trabajo Magia en el Auditorio Alfredo Kraus (a comienzos de febrero de 2006), que actuar tal día como ayer, pero en 2002 en el parque de Santa Catalina de la capital grancanaria, que, como ocurrió la pasada noche, convertirse en el plato principal de las fiestas patronales de cualquier municipio, con A las buenas y a las malas, su último trabajo.
En los tres conciertos la he visto saltar sin parar en el escenario, hablar con sus músicos, bromear con el público, al que se mete en el bolsillo desde el primer momento por eso de que «juega en casa», e, incluso, contarles el mismo chiste del capitán del barco averiado y el vendedor de papas.
Anoche, además, aprovechó para agradecer a sus paisanos que la hayan escogido como su acompañante preferida para irse de cañas, en la tradicional encuesta que realizan cada año los productores de esta bebida.
En lo que respecta al aspecto musical de la velada, Rosana intercaló temas de su último disco, como Llegaremos a tiempo, Con viento a favor o A las buenas y a las malas, con algunos de sus éxitos más conocidos. Canciones como Pa’ ti no estoy, Sin miedo, Hoy, Soñaré, A fuego lento, Sonríe, El talismán o Si pongo corazón fueron de las más coreadas por el numeroso público congregado en el antiguo recinto ferial de Arucas.
Y precisamente uno de los aciertos de la noche fue el cambio de ubicación del concierto, ya que inicialmente se había anunciado su celebración en la plaza de la Constitución, un recinto que no habría podido albergar a las 20.000 personas que, según la Policía Local, asistieron a la primera cita de la gira de verano de la lanzaroteña. No es de extrañar, por ello, que recorriera más de 200 metros en su ya habitual incursión entre el público, que duró más de cinco minutos.
Oliendo el humo en una noche mágica de «fogaleras», proponiendo a las compañías aéreas trasladar a sus seguidores a las islas para dar todos los conciertos en Canarias y amenazando con comenzar de nuevo, cada vez que el público le pedía que no abandonara el escenario, Rosana parecía disfrutar del espectáculo al menos tanto como los miles de almas que coreaban todos y cada uno de sus temas.
Pero en eso consiste la ventaja de jugar en casa.
Rosana, Pa’ ti no estoy, 2001.