El pulpo Paul y la inquietante camiseta naranja

Hoy, día en el que el todas las redacciones de este país se han volcado en el pulpo Paul, después de que el cefalópodo alemán certificara la victoria de la selección en la final del Mundial, gracias a su infalible pronóstico consistente en comerse el mejillón que había dentro de la urna adornada con la bandera de España, un compañero me enviaba un correo con la camiseta de un presunto jugador del combinado holandés que, lejos de tranquilizarme, ha elevado bastante mi nivel de nerviosismo.

"Van Aperdeer".

Porque, si la camiseta pertenece a la equipación de la Naranja Mecánica –¿se sigue llamando así al combinado holandés?–, ya me dirán a los integrantes de qué selección se refiere esa segunda persona del plural… No quiero parecer un aguafiestas, pero el partido hay que jugarlo. Y nada indica que ganarlo vaya a ser fácil.

En fin, que por mucho que el pulpo Paul crea que va a ganar España –por comerse su mejillón–, no hay que fiarse, que los cefalópodos no son adivinos. Y, precisamente por ello, sus andanzas tampoco deberían ser noticia. Por mucho que los resultados de Google News se empeñen en mostrarnos lo contrario.