Cinco años en la blogosfera

El 3 de abril de 2007, si la memoria no me falla era, igual que hoy, martes de Semana Santa. Ese día, del que hoy se cumplen cinco años, publicaba la que iba a ser –y fue– la primera entrada de esta bitácora. Un quinquenio después debo confesar que cuando escribía esas primeras líneas no confiaba en que mi vida en la blogosfera podría llegar a alcanzar los cinco años.

En mi descargo puedo decir que Un canario en Madrid era mi tercer intento de encontrar un hueco en el mundo de los blos, después de que las una de las dos bitácoras anteriores hubiese cumplido su ciclo y la otra no terminara de cuajar. Sin embargo, parece que a la tercera fue la vencida y 1.827 días después este blog sigue tan vivo como al principio.

Después de cinco años, lejos queda el impulso inicial que me llevó a escribir 300 entradas durante el primer año y alrededor de 250 en cada uno de los dos siguientes. Una vida cada vez más complicada, el exceso de trabajo o la ausencia de él, nuevos proyectos que exigen una gran atención y, por supuesto, un Twitter cada vez más cotidiano, han contribuido a que en los últimos doce meses haya publicado poco más de 150 textos.

Podría decirse que la suma de todos esos factores y algunos más han contribuido a sosegar mi ritmo de publicación, pero en ningún momento han puesto en peligro la continuidad de esta bitácora. Al contrario, han contribuido a que aprenda que puedo desligarme un poco de este rincón la web sin que ocurra nada. Porque, con 1.252 entradas publicadas, este blog está mucho más que consolidado.

Cinco años no es nada y, a la vez, parece toda una vida. En este lustro, Internet ha seguido evolucionando vertiginosamente y hoy todo es muy diferente a como era en aquel abril de 2007. Desde entonces, muchos blogs han nacido y muchos más se han quedado por el camino. Sin embargo, Un canario en Madrid ha resistido y, estoy convencido, lo hará muchos años más. Y seguirá aquí solo por un motivo. Porque me queda mucho por aprender y escribir en un blog es la mejor manera de hacerlo que conozco.

Y, por supuesto, de compartirlo. Que de eso se trata.

[Fotografía de evegiggles/Morguefile]