Obviedades
Tras casi un mes de ausencia –algo imperdonable, si tenemos en cuenta que mi última entrada fue para comentar que iba a participar en una charla que tenía como objetivo explicar cómo mantener vivo un blog–, aprovecho que la cercanía de la medianoche ha hecho descender unos escasos grados el mercurio del termómetro para asomarme a esta ventanita virtual y contarles la no noticia de cada verano: hace calor.
Y mucho.
El caso es que gran parte de Canarias lleva varios días en alerta amarilla por altas temperaturas y en riesgo extremo de incendios forestales y parece que hoy la situación se ha agudizado. Con este panorama –verano, creo que lo llaman–, las pocas ganas de escribir que tengo últimamente disminuyen de forma inversamente proporcional a la velocidad con la que aumentan los grados que marca el termómetro.
Hace calor. Y, aunque esta circunstancia me aleja de Un canario en Madrid, aún sigo teniendo la suficiente fuerza de voluntad como para no faltar a mi cita diaria con Aquellos Maravillosos Años, un proyecto que en apenas cinco días atravesará su ecuador con más que suficientes temas en el tintero como para afrontar los seis meses que aún le restan.
Así que, pese a todo, parece que estoy logrando sobrevivir al verano. Porque, aunque parezca obvio, hace calor.
Los Rodríguez, Mucho mejor, 1995.