Estamos rodando

Siempre se ha dicho que los aparatos electrónicos son mucho más baratos en Canarias que en la Península. Aún hoy, sigue siendo cierto. Por ello, una de las primeras cosas que hice en diciembre, cuando llegué a Gran Canaria, fue comprarme una cámara de vídeo digital. Uno de los motivos -pero no el único ni el principal- que me impulsó a comprarla fue la posibilidad de editar algunos vídeos para este blog.

El manual de instrucciones detalla no sé cuántas funciones diferentes (visión nocturna, grabación en 16:9, eliminación de ojos rojos, mega zoom…) que, sospecho, nunca usaré. Para no traerme el tocho de manual, aproveché la estancia navideña en casa para ir experimentando algunas de ellas y, sobre todo, para acostumbrarme a grabar en formato panorámico.

Muchos de esos vídeos no sirven para nada y hace ya tiempo que los borré. Sin embargo, decidí conservar los que grabé mientras veía los fuegos artificiales, justo después de tomar las uvas, en fin de año. Cada recién estrenado 1 de enero, mi barrio se convierte en una atalaya privilegiada para observar un auténtico volcán de fuegos de artificio, al que suele unirse mi padre con el lanzamiento de unos cuantos voladores.

He dedicado gran parte de la tarde de hoy a experimentar con el programa de edición que venía junto con la cámara, aunque no acaba de convencerme. Tendré que buscar uno un poco más profesional.

Más de diez minutos de grabación han quedado reducidos a poco más de tres. El resultado del vídeo no es de muy buena calidad, pero ya dije que esa noche estaba, sobre todo, probando cómo va la cámara. Sin embargo, creo que a pesar de la poca calidad es un buen ejemplo del ambiente festivo con el que solemos empezar cada año.

Hoy queda inaugurada una nueva sección. Estamos rodando.