Sigo extrañando mi cama
Hace exactamente dos años y nueve días escribía el siguiente texto:
«Desde que me mudé he sabido que pasaba algo extraño con la cama, pero no lo he logrado identificar del todo hasta hoy. Las primeras noches en Madrid dormía fatal, pero lo achacaba al estrés del cambio radical de vida. A medida que fue pasando el tiempo, me acostumbré, aunque nunca he llegado a dormir como en casa.
Sé que nunca he llegado a dormir como en casa porque, cada vez que vuelvo y caigo sobre mi cama, con mi colchón y mi almohada de toda la vida, cuando me levanto, soy una persona totalmente nueva. Hasta hoy lo había achacado al cansancio que produce el estar casi tres horas sentado en un avión, sin poder moverte. Pero ya sé que no sólo es eso.»
Más en Extraño mi cama.
Después de todo ese tiempo –y aunque cambié mi almohada de toda la vida por una ergonómica y lo que me duele hoy es la cintura–, sigo suscribiéndolo palabra por palabra.