Procrastinación

Tengo que reconocerlo. Desde que lo descubrí, estoy enamorado del concepto de procrastinación: es como si lo hubieran creado a mi medida. Sobre todo en estos días de transición en los que he estado un tanto a expensas de la burocracia y con pocas ganas de hacer nada mientras espero acabar con el papeleo.

Solo así se explica que me siente delante del netbook para hacer una tarea que apenas me llevará diez minutos y me levante una hora después sin haber tecleado ni una sola coma del texto que pensabas escribir. Porque, sobre todo en esta situación de incertidumbre, cualquier excusa es buena para dejar de hacer cosas que siempre te han encantado, pero que precisamente hoy no te terminan de apetecer.

Por ejemplo, trabajar en un ordenador de pantalla diminuta no es lo ideal. Es más, es bastante incómodo, por lo que, como buen procrastinador, te aferras a la posibilidad de que en solo un par de días te llamen del servicio técnico para decirte que han logrado resucitar tu ordenador y decides volver a posponer las cinco o seis entradas que debiste haber escrito ya hace tiempo.

No tener configurado ningún cliente de correo electrónico es la excusa perfecta para dejar que, salvo los urgentes, los mensajes saturen tu bandeja de entrada, mientras que la escasa potencia del portátil, que no soporta Photoshop, te permite contemplar cómo las fotos de Navidad se acumulan en la tarjeta de memoria de la cámara, sin que sufras de remordimiento alguno.

«No importa», te dices. «En cuanto me compre el Mac (¿cómo es posible que no haya ni un solo MacBook Pro de 13 pulgadas en stock en esta Isla?) o me arreglen mi viejo Dell me pongo al día».

Excusas baratas. En el fondo sabes que no será tan sencillo. Llegado ese momento surgirá cualquier motivo, sin importancia o con ella, que te permitirá seguir postergando limpiar el feed del Reader, sin tener que recurrir a la opción de marcar todos como leídos. Quizá buscando inconscientemente una de esas excusas, esta mañana me compré otro puzzle que, si no procrastino antes, voy a empezar en cuanto publique esta entrada.

No puedo evitarlo. Soy así. Contradictorio en todos los aspectos.

[Fotografía de ppdigital/Morguefile]